El Amor en Tiempos de Zombies



Había una vez en una ciudad vibrante y alegre, donde la gente paseaba en bicicletas y sonreía a los demás, cuando un día comenzó una extraña epidemia. De repente, los amigos Gerardo y Caitlin, dos jóvenes inseparables desde la infancia, se encontraron en medio de un apocalipsis zombie.

Caitlin, con su espíritu aventurero, miró a Gerardo y le dijo: "No podemos quedarnos aquí, necesitamos encontrar un lugar seguro. ¡Vamos!"

Gerardo, que siempre había estado enamorado de Caitlin, asintió con determinación. "Sí, pero hay que ser cuidadosos. Debemos estar siempre atentos a los peligros que nos rodean".

Mientras corrían por las calles, tratando de evitar ser detectados por los zombies, pasaron por sus lugares favoritos: la heladería donde solían disfrutar de un dulce juntos y el parque donde hicieron tantas promesas. Todo eso parecía tan lejano ahora.

Al llegar a un edificio abandonado, encontraron refugio. Gerardo recordó que había un viejo mapa de la ciudad en su mochila. "Mirá, si seguimos este camino podemos llegar al centro comercial, tal vez encuentren allí algo de comida."

Caitlin sonrió al ver la concentración en el rostro de Gerardo. "Eres un genio, como siempre. Pero tenemos que ser sigilosos, no queremos ser sorpresa para esos seres...".

Mientras planificaban su aventura, la tensión entre ellos crecía. En medio de la oscuridad, Caitlin se volteó hacia Gerardo y dijo tímidamente: "Sabes que siempre quise ser más que amigos, ¿verdad?".

Gerardo se sonrojó y sus ojos se iluminaron. "Yo también, Caitlin. Pero en este caos, sobrevivir es nuestra prioridad". Sin embargo, en el fondo, ambos sabían que su amor era una luz en el oscuro túnel que estaban atravesando.

Al siguiente día, decidieron aventurarse. Mientras caminaban, se encontraron con un grupo de zombies. Gerardo, en un acto de valentía, empujó a Caitlin detrás de él. "¡Corre! Yo te cubro". Pero Caitlin, que no era de las personas que se quedaba atrás, tomó una caja de ladrillos que había alrededor y la arrojó justo cuando se acercaban los zombies, aturdiéndolos.

"¡Buena, Caitlin!" dijo Gerardo, sorprendido, "¡Eres increíble!".

A medida que avanzaban, cada paso los acercaba a un nuevo desafío. Se enfrentaron a una puerta cerrada, y mientras forcejeaban para abrirla, escucharon ruidos extraños detrás de ellos. Gerardo giró la cabeza y vio un zombie acercándose. Instintivamente, Caitlin lo empujó a un lado y se interpuso. "¡No! ¡Te protegeré!". Pero Gerardo, lleno de valor, tomó su mano. "No me dejes, hagámoslo juntos".

Finalmente, lograron abrir la puerta y se refugiaron dentro de una tienda de deportes. Allí, encontraron algunos suministros y un mapa que marcaba lugares seguros. Alojarse en el centro comercial se volvió prioridad.

Entre risas y miedos, Gerardo tomó la mano de Caitlin y le dijo: "Si salimos de esto, quiero que sepas que quiero estar contigo siempre. No importa el mundo que enfrentemos".

Caitlin, con una sonrisa brillante, agregó: "¡Yo también! Este amor es más fuerte que cualquier zombie".

A partir de ese día, se convirtieron en un equipo invencible. Con sus corazones llenos de amor, hicieron frente a cada obstáculo, cuidándose mutuamente. Superaron hordas de zombies, trampas peligrosas y lograron salir adelante, aprendiendo a confiar en su habilidad de cuidarse el uno al otro.

Después de varios días, llegaron al centro comercial, donde encontraron un refugio seguro. Pero lo que realmente habían encontrado era la fuerza de su relación, el apoyo y amor incondicional que pocas veces se ve en el mundo. "Quédate conmigo, Caitlin, siempre". Dijo Gerardo con ternura.

Y así, en un mundo lleno de peligros, Gerardo y Caitlin no solo sobrevivieron, sino que también descubrieron que su amor era todo lo que necesitaban. Y aunque el futuro era incierto, estaban listos para enfrentarlo juntos, siempre, siempre juntos.

Fin.

FIN.

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