El amor en Villa Esperanza



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivía A. López, una joven de 18 años muy inteligente y decidida. A.

López era conocida por su gran corazón y su espíritu valiente, siempre dispuesta a ayudar a los demás. Un día, llegó a la escuela un chico nuevo llamado T. Ramos. Era simpático, amable y muy guapo, lo que hizo que todas las chicas del colegio se enamoraran de él al instante.

Pero había una chica en particular que capturó su atención: M. Suárez, una joven dulce y cariñosa que también despertaba sus sentimientos. A. López notó cómo T. Ramos y M.

Suárez empezaban a pasar más tiempo juntos, riendo y compartiendo momentos especiales. Al principio, A. López no le dio importancia, pero con el tiempo comenzó a sentir celos y temor de perder la amistad de T.

Ramos si este se enamoraba de M. Suárez. Decidida a no permitirlo, A. López ideó un plan para separarlos sin hacer daño a nadie. Primero intentó hablar con T. Ramos para distraerlo de M.

Suárez, pero sus esfuerzos fueron en vano ya que él estaba realmente interesado en ella. Entonces A. López decidió recurrir a la ayuda de sus amigos del colegio: Javi el deportista y Sofi la artista creativa. "Chicos tenemos que hacer algo para evitar que T.

Ramos se enamore de M. Suárez", dijo A. López con determinación. "¿Pero por qué? El amor es lindo", respondió Javi confundido. "No quiero perder su amistad", admitió A. López con tristeza. Los tres amigos pasaron días pensando en ideas para separar a T.

Ramos y M. Suárez sin lastimarlos ni interferir directamente en sus sentimientos. Finalmente tuvieron una brillante idea: organizaron un evento solidario en la plaza del pueblo para recaudar fondos para una causa benéfica importante.

El evento fue todo un éxito: hubo juegos divertidos, música animada y comida deliciosa que atrajeron a toda la comunidad de Villa Esperanza. T. Ramos y M. Suárez asistieron juntos al evento e incluso colaboraron como voluntarios en distintas actividades solidarias durante toda la jornada.

Al finalizar el día, mientras observaban juntos el atardecer desde la plaza del pueblo, T. Ramos tomó la mano de M. Suárez y le confesó sus sentimientos sinceros hacia ella. M.

Suarez emocionada correspondió el gesto sellando así su historia romántica naciente ante los ojos sorprendidos pero felices de todos los presentes incluida A. Lopez quien comprendió entonces que el amor verdadero no puede ser manipulado ni controlado sino debe ser celebrado.

Y colorín colorado este cuento ha terminado demostrando que cuando se actúa desde el corazón todo puede salir mejor aún si creemos lo contrario ¡Siempre habrá espacio para dar paso al amor!

FIN.

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