El Amor Fiel de Salvador


En un pintoresco pueblo de la provincia, vivía Salvador, un perro callejero de pelaje canela y ojos oscuros que destellaban lealtad. Salvador recorría las calles con la esperanza de encontrar un lugar donde lo aceptaran y lo trataran con cariño.

Un día, llegó a la puerta de la casa de Marta, una niña de risa dulce y mirada curiosa. Marta, al ver a Salvador, le ofreció un pedazo de pan y desde ese momento, se volvieron inseparables.

Juntos, pasaban los días explorando el campo, corriendo por los prados y compartiendo momentos de alegría. -“Salvador, eres mi mejor amigo. Siempre estaré a tu lado”, le prometió Marta. Salvador la miró con sus ojos brillantes, como si entendiera cada palabra.

Una tarde, mientras paseaban por el bosque, escucharon un llanto desgarrador. Siguiendo el sonido, encontraron a un cachorro abandonado, temblando de miedo. Sin dudarlo, Marta y Salvador lo acogieron en su hogar.

A partir de ese día, formaron una familia unida por un amor fiel y sincero. Pasaron los años, y Salvador envejeció. Sus pasos ya no eran tan ágiles y su mirada reflejaba la nostalgia de los buenos momentos vividos.

Marta lo cuidaba con infinito cariño, reconociendo en sus ojos la gratitud por tantos años de amor compartido. Una noche, el cielo se iluminó con estrellas centelleantes y una suave brisa acariciaba el rostro de Salvador. Marta se acercó a él, abrazándolo con ternura. -“Gracias por todo, Salvador.

Siempre serás mi fiel compañero. Te amo mucho”, susurró Marta con emoción. Salvador cerró los ojos por última vez, sintiendo el amor eterno que lo había acompañado toda su vida.

Marta, con el corazón entristecido pero lleno de gratitud, le dio un último beso en el hocico. Salvador había partido, pero su amor fiel y sincero perviviría por siempre en el corazón de Marta.

Y así, la pequeña niña comprendió que el amor verdadero trasciende el tiempo y permanece inmutable, como un inquebrantable lazo que une a los corazones. La lección de lealtad y amor de Salvador enseñó a Marta el valor de la compasión y el compromiso, convirtiéndola en una persona amable y gentil.

El recuerdo de Salvador viviría por siempre en su corazón, recordándole la importancia de la fidelidad y el cariño incondicional.

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