El amor incondicional de Polar



Había una vez un perrito llamado Polar, que vivía en una linda casita con sus tutores, Martín y Lucía. Polar era muy feliz junto a ellos, siempre jugaban y se divertían juntos.

Pero un día, algo triste sucedió: Martín y Lucía decidieron separarse. Polar no entendía qué estaba pasando, pero podía sentir la angustia en el corazón de su mamá. Ella lloraba todas las noches y se sentía muy sola.

Fue ahí cuando Polar decidió convertirse en su apoyo emocional. Se acercaba a ella con cariño y le lamía las lágrimas para consolarla. Un día, mientras Polar daba un paseo por el parque con su mamá, notó que algo extraño ocurría con su abuela.

La señora Clara parecía tropezar mucho y tenía dificultades para ver claramente. - Mamá, ¿por qué la abuela camina tan despacio? - preguntó Polar curioso.

- Es porque está perdiendo la vista, querido - respondió Lucía con tristeza en los ojos-. Le cuesta ver el camino y necesita ayuda para moverse. Polar sintió mucha pena por su abuelita y decidió hacer algo al respecto.

A partir de ese momento, cada vez que iban a visitar a la abuela Clara, Polar esperaba pacientemente afuera de la casa hasta que ella saliera. Entonces comenzaban su caminata juntos hacia el parque. La abuela Clara se sorprendió mucho cuando vio a Polar esperándola afuera de su casa.

Sin embargo, se llenó de alegría al darse cuenta de que tenía un compañero fiel y leal en su paseo diario. - Polar, eres un verdadero ángel - dijo la abuela Clara acariciándolo-. Gracias por acompañarme y guiarme en este camino oscuro.

Polar se sentía muy orgulloso de poder ayudar a su abuelita. Aprendió a caminar despacio junto a ella para evitar que tropezara, y siempre estaba atento a cualquier obstáculo en el camino.

Juntos disfrutaban del aire fresco, los sonidos de la naturaleza y el amor que compartían. Un día, mientras paseaban por el parque, Polar notó algo brillante en el suelo. Era una moneda de oro.

Sin pensarlo dos veces, la recogió con cuidado y se la llevó a su abuela. - ¡Mira lo que encontré! - exclamó Polar emocionado. La abuela Clara tomó la moneda entre sus manos temblorosas y sintió una gran emoción.

Aquella moneda era especial para ella porque pertenecía a su esposo fallecido. La había perdido hacía muchos años y nunca pensó que volvería a verla. - Polar, mi querido amigo animal, me has dado un regalo muy valioso - dijo la abuela Clara con lágrimas de felicidad-.

No solo me has acompañado en mis paseos, sino que también me has devuelto un pedacito del pasado. Desde ese día, Polar se convirtió en un héroe para su mamá y su abuela.

Su amor incondicional les brindaba consuelo en momentos difíciles y alegría en cada paseo juntos. Aprendieron que, aunque la vida puede presentar obstáculos, siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos y guiarnos en el camino.

Y así, Polar siguió siendo un apoyo emocional para su mamá y una guía amorosa para su abuela. Juntos formaron un equipo inseparable que demostraba que el amor y la lealtad pueden superar cualquier dificultad.

FIN.

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