El Amor Inesperado



Era un día soleado en el colegio San Martín, y aunque la primavera llenaba el aire con fragancia, dos adolescentes se sentían un poco fuera de lugar. Ella, Valentina, era conocida por ser fría. Aparentemente distante, a veces pareciera que no le importaba nada, pero en su interior había un corazón amable y cariñoso que deseaba ser comprendido. Por otro lado, estaba Tomás, un chico tímido que siempre trataba de esconder su afecto detrás de un muro de frialdad. A pesar de su naturaleza cariñosa, no le resultaba fácil expresar lo que sentía.

Desde lejos, se miraban con curiosidad. En el recreo, Valentina se sentaba sola en un banco del patio, mientras que Tomás disfrutaba observando a sus amigos jugar al fútbol.

Un día, después de meses de miradas furtivas, Tomás decidió dar el paso. Lleno de nervios, se acercó a Valentina.

"Hola, Valen. ¿Te gustaría... eh... ir a la biblioteca conmigo?" - preguntó, jugando nerviosamente con las manos.

Valentina levantó la mirada, sorprendida.

"¿Yo? ¿A la biblioteca?" - respondió con un tono que sonó más frío de lo que realmente quería.

Tomás sintió que su corazón se caía un poco, pero, sobre todo, quería demostrarle que era mucho más que lo que ella pensaba.

Con el tiempo, Valentina y Tomás comenzaron a salir. Sin embargo, la dinámica empezó a cambiar. Valentina, aunque era cariñosa en el fondo, comenzó a responder fríamente a los mensajes de Tomás.

"Hola, Valen. ¿Cómo estás?" - escribía Tomás en un mensaje.

"Bien." - contestaba ella en una sola palabra, dejándolo desconcertado.

Tomás no comprendía por qué Valentina se comportaba de esa manera, pero no se rendía. Siempre intentaba hacerla reír, enviándole memes y canciones. Pero su esfuerzo no parecía ser suficiente.

Con un suspiro, Tomás se alejó de ella un día, sintiéndose triste. Se preguntaba si Valentina realmente lo quería o si era solo un juego para ella.

Así fue como él comenzó a ser más frío. En lugar de ser el chico encantador y dulce, empezó a contestar de manera distante, incluso llevando esa actitud a sus conversaciones en la escuela. Valentina no entendía qué había pasado.

"Tomás, ¿por qué no me escribís?" - le reclamó un día con un tono preocupado.

"Nada, solo estoy ocupado." - respondió él, encogiendo los hombros, aunque su interior se sintiera revuelto.

Valentina se dio cuenta de que extrañaba el cariño que Tomás le daba. Su corazón empezó a cambiar, y los recuerdos de sus momentos juntos comenzaron a aflorar en su mente.

Un fin de semana, Valentina decidió que debía hacer algo. Tenía que hablar con Tomás antes de que la situación se volviera irreversible. Así que lo buscó en el parque cercano.

Una vez allí, lo sorprendió con una pequeña bolsa de caramelos.

"Hola, Tomás. Quería hablar con vos..." - comenzó.

"¿De qué es?" - respondió él, mirando hacia el suelo.

"Me doy cuenta de que he sido fría y no debería. A veces, no sé cómo expresar lo que siento. Pero la verdad es que me importas muchísimo..." - confesó Valentina, sus ojos brillando con sinceridad.

Un rayo de sol iluminó el rostro de Tomás.

"Yo pensé que ya no te importaba. Te escribía y parecías distante..." - dijo, sintiendo que el peso del mundo se levantaba.

Ambos se miraron por un momento, y comprendieron que sus acciones estaban nublando lo que realmente sentían el uno por el otro.

"Quiero que volvamos a hablar, a reír, como antes. No quiero perderte, Valen. ¿Le damos otra oportunidad a nosotros?" - preguntó Tomás, encarándola con una sonrisa.

Valentina, aliviada, sonrió.

"Sí, por favor. Trabajemos juntos en esto. Si yo suelo ser fría, vos podés recordarme que el cariño es muy importante." - contestó, sintiéndose más ligera.

Y así, Valentina y Tomás, aprendieron a ser más abiertos uno con el otro, a superar sus miedos y a abrazar sus sentimientos. Con el tiempo, sus corazones se llenaron de amor y calidez, del amor que se había vuelto invisible, pero que ahora brillaba más que nunca.

Desde aquel día aprendieron que la comunicación es fundamental en cualquier relación, y que ser honesto sobre lo que sentimos puede traer grandes cambios. Así, su amor se convirtió en el sol que iluminaba sus días en el colegio, mostrando que incluso los corazones más fríos pueden transformarse en un calor infinito.

FIN.

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