El amor no tiene límites


Había una vez dos amigos llamados Ni y Ri que vivían en un pequeño pueblo rodeado de montañas y campos verdes. A pesar de no ser vecinos, ellos se conocieron en la escuela y rápidamente se hicieron inseparables.

Pasaban horas jugando juntos, explorando el bosque cercano y riendo sin parar. Un día, mientras caminaban por el campo, Ni le confesó a Ri sus sentimientos: "Ri, yo te amo".

Ri quedó sorprendido al principio pero luego sonrió y le respondió: "Yo también te amo". A partir de ese momento, Ni y Ri comenzaron a salir juntos más seguido. Se tomaban de la mano mientras caminaban por el campo o miraban las estrellas en la noche.

Pero había algo que les preocupaba: cómo decirle a sus padres sobre su amor. Ni tenía miedo de que su padre no aceptara su relación con otro chico, mientras que Ri temía lo mismo con su madre.

Un día decidieron hablarlo con sus padres juntos para tener más fuerza. Cuando llegaron a casa de Ni, los padres lo recibieron con cariño como siempre pero notaron algo diferente en él. "¿Qué pasa hijo?", preguntó su papá.

Ni respiró hondo y dijo: "Papá... yo estoy enamorado de Ri". El padre se quedó pensativo unos segundos pero luego abrazó a su hijo diciéndole: "Lo importante es que seas feliz".

Luego fueron a visitar a la madre de Ri quien también los recibió con amor pero cuando supo del amor entre ellos hizo una mueca extraña e hizo silencio unos momentos antes de responderles:- No sé qué decir -confesó la madre de Ri- No me lo esperaba, pero si ustedes se quieren y son felices juntos, entonces yo los apoyo.

Ni y Ri se abrazaron aliviados. Habían encontrado el amor verdadero y sus padres los aceptaban tal cual eran. Pero no todo era fácil para ellos en el pueblo.

Algunos vecinos no entendían su relación y empezaron a hablar mal detrás de sus espaldas. Ni y Ri decidieron enfrentarlos con valentía: "Nos amamos y eso es lo que importa", dijeron.

Con el tiempo, los vecinos comenzaron a ver que su amor era genuino y sincero, por lo que terminaron aceptándolos también. Ni y Ri aprendieron una gran lección durante este proceso: que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo si uno está dispuesto a luchar por él.

Y así vivieron felices para siempre, rodeados del cariño de sus seres queridos en un pueblo donde todos aprendieron a valorar la diversidad.

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