El amor no tiene límites


Gabi era una niña muy feliz, pero lo que más amaba en el mundo era a su perrito Logan. Desde que lo tuvo por primera vez en sus brazos, se convirtió en su compañero inseparable.

Juntos recorrieron cada rincón de la ciudad y disfrutaron de muchas aventuras. Un día, mientras Gabi estaba jugando con Logan en el parque, un señor mayor se acercó a ella y le preguntó si quería venderle al perro.

Gabi se negó rotundamente, pues sabía que Logan era su mejor amigo y no podía imaginar separarse de él. Pero un día triste llegó: Logan enfermó gravemente y no pudo recuperarse. Gabi lloraba todos los días pensando en él y extrañándolo mucho.

Sin embargo, pronto descubrió algo maravilloso: aunque Logan ya no estaba físicamente con ella, siempre estaría presente en su corazón. Un día, mientras caminaba por la calle, encontró un perro abandonado que necesitaba ayuda.

Gabi decidió llevarlo a casa y cuidarlo como si fuera suyo propio. Le dio amor y atención como lo había hecho con Logan. El nuevo perro de Gabi era muy diferente a Logan: tenía pelo largo color grisáceo y ojos azules brillantes.

Pero pronto descubrió algo increíble: aunque eran diferentes físicamente, el amor que sentía por este nuevo compañero era tan fuerte como el que había sentido por Logan. "¿Cómo te llamo?"- preguntó Gabi al cachorro.

"¡Rocky!"- respondió el cachorro moviendo la cola emocionado. Con Rocky a su lado, Gabi aprendió una gran lección: el amor y la amistad no se limitan a una sola persona o animal.

Cada ser vivo es especial y único, con su propia personalidad y características. Pero lo más importante es que todos merecen amor y respeto. Gabi se convirtió en una defensora de los animales abandonados y aprendió a valorar cada momento con sus amigos animals.

Aunque extrañaba mucho a Logan, sabía que siempre estaría presente en su corazón, junto a Rocky y todos los demás perros que llegarían a su vida.

Y así, Gabi continuó explorando el mundo junto a sus amigos animals, disfrutando de cada aventura como si fuera la última. Porque sabía que el amor nunca muere, sino que crece en nuestros corazones para siempre.

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