El amor propio florece


Claudito y su amiguita, Sofi, eran inseparables. Siempre jugaban juntos en el parque y compartían sus meriendas en la escuela.

Sin embargo, una tarde mientras dibujaban juntos, Sofi se quejó de que no podía ver bien las líneas del dibujo porque usaba anteojos. Claudito se preocupó por su amiga y decidió ayudarla a completar el dibujo. Pasaron largo rato intentando hacerlo perfecto. Pero después de varios intentos fallidos, Claudito tuvo una idea brillante: dibujar una rosa.

Sofi quedó impresionada con el hermoso dibujo de Claudito y le preguntó cómo lo había hecho tan bien. "Es fácil", dijo él con orgullo, "solo tienes que imaginar cómo sería la flor en tu mente".

Después de ese día, Claudito y Sofi comenzaron a intercambiar dibujos de flores cada vez que se veían. Y un día decidieron comprar más rosas de distintos colores para regalarlas a sus madres como muestra de cariño.

Ellos fueron al mercado local donde encontraron muchas opciones diferentes entre las cuales elegir. Después de mucho buscar encontraron unas hermosas rosas rojas para la mamá de Claudito y unas coloridas para la mamá de Sofi.

Mientras caminaban hacia casa cargando las flores en sus manos, un hombre mayor les detuvo diciendo:"¡Qué hermosas flores tienen! ¿Las compraron para alguien especial?""Sí", respondió Sofi emocionada "para nuestras mamás". El hombre sonrió cálidamente y les preguntó si también habían comprado para ellos mismos.

"No, solo compramos para nuestras mamás", respondió Claudito, un poco confundido. "Pero ¿no creen que también merecen algo especial ustedes mismos?", preguntó el hombre. "A veces olvidamos cuidar y amarnos a nosotros mismos".

Claudito y Sofi se miraron entre sí y luego al hombre, asintiendo con la cabeza en señal de comprensión. Decidieron comprar una rosa más cada uno para ellos mismos. Esa tarde, cuando llegaron a casa, sus madres estaban emocionadas por las hermosas flores que les habían traído.

Pero cuando vieron las rosas extras en manos de sus hijos, no pudieron evitar sentirse aún más orgullosas de ellos.

"¡Qué lindos son! ¡Gracias por pensar en ustedes también!", exclamó la mamá de Sofi mientras le daba un abrazo a su hija. Claudito y Sofi aprendieron una valiosa lección ese día: es importante cuidar y amarse a uno mismo tanto como se cuida y ama a los demás.

Y lo mejor de todo es que podrían hacerlo juntos mientras dibujaban flores o buscaban regalitos especiales para sus seres queridos.

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