El amor que cruzó océanos
Meredithe era una niña curiosa y aventurera que vivía en un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad. Siempre estaba rodeada de amigos y le encantaba explorar los bosques cercanos en busca de tesoros escondidos.
Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque del pueblo, Meredithe vio a Inti por primera vez. Era un chico mayor que ella, con ojos brillantes y una sonrisa adorable.
Desde ese momento, Meredithe no podía dejar de pensar en él. "¡Amigos! ¿Ven a ese chico allá? ¡Es Inti! Es tan guapo", dijo Meredithe emocionada. Sus amigos se rieron y comenzaron a hacer bromas sobre su enamoramiento, pero Meredithe no les prestó atención.
Estaba decidida a conquistar el corazón de Inti. Los días pasaban y Meredithe encontraba maneras creativas de acercarse a Inti. Lo ayudaba con sus tareas escolares, lo acompañaba en sus paseos por el pueblo e incluso le regalaba dibujos hechos por ella misma.
Inti notó la dedicación y amabilidad de Meredithe, y poco a poco comenzó a sentirse atraído por ella también. Comenzaron a pasar más tiempo juntos, compartiendo risas y confidencias bajo la sombra de un viejo árbol en el parque.
Sin embargo, un día llegaron noticias inesperadas al pueblo: la familia de Inti tendría que mudarse pronto debido al trabajo de sus padres. Meredithe sintió su corazón partirse en dos al enterarse de la noticia.
"¡No puede ser! ¡¿Se tiene que ir? ! No quiero que se vaya... ", sollozó Meredithe entre lágrimas. Inti se acercó a ella con ternura y le tomó las manos. "Lo siento mucho, Meredithe. También me duele tener que alejarme...
Pero prometo escribirte cartas y visitarte siempre que pueda". Los días previos a la partida de Inti fueron difíciles para ambos, pero se prometieron mantener viva su amistad sin importar la distancia que los separara.
Con el correr del tiempo, las cartas entre ellos se volvieron más frecuentes y largas. Se contaban todo lo que pasaba en sus vidas e intercambiaban ideas para proyectos futuros juntos.
Años después, cuando ambos ya eran jóvenes adultos, Inti regresó al pueblo con una gran sorpresa: había conseguido trabajo cerca del lugar donde creció y quería quedarse allí permanentemente. Meredithe no podía creer la noticia y corrió hacia él para abrazarlo con fuerza. "¡Inti! ¡No puedo creerlo! ¿De verdad te quedarás?""Sí, Meredithe.
Quiero estar cerca tuyo porque desde aquel primer día supe que eres especial para mí", respondió Inti con una sonrisa radiante. Desde ese momento, Meredithe supo que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo si hay sinceridad, paciencia y dedicación mutua.
FIN.