El Amor que Endereza
Había una vez un niño llamado Tomás, que vivía junto a su padre en un pequeño pueblo.
El padre de Tomás era un hombre muy serio y rígido, siempre insistiendo en que su hijo se comportara de manera perfecta y correcta. Tomás no entendía por qué su padre era tan estricto con él. Siempre se preguntaba si había hecho algo malo o si su papá simplemente no lo quería.
Pero a pesar de todo, Tomás seguía siendo un niño alegre y curioso. Un día, mientras exploraba el ático de la casa, encontró una caja llena de fotografías antiguas. Al verlas, notó que muchas eran de hombres sonrientes junto a su papá.
Esto le intrigó aún más y decidió preguntarle sobre ellas. - Papá, ¿quién son estas personas en las fotos? -preguntó Tomás. El rostro del padre se puso serio al instante.
Mirando fijamente las fotografías por unos segundos, finalmente respondió:- Son amigos míos del pasado, hijo. Nada importante. Pero Tomás sabía que había algo más detrás de esa respuesta evasiva. Decidió investigar por sí mismo y hablar con los vecinos para descubrir la verdad sobre esas fotografías misteriosas.
A medida que indagaba más y más, escuchó rumores sobre la verdadera identidad de su padre: ¡era gay! Al principio, no entendió completamente lo que eso significaba; sin embargo, poco a poco fue comprendiendo el amor incondicional entre dos personas del mismo sexo.
Tomás estaba decidido a ayudar a su papá a sentirse libre para ser quien realmente era. Sabía que el refrán "palo que nace encorbado, jamás su tronco endereza" se aplicaba en este caso.
Su papá tenía miedo de mostrarse tal como era, pero Tomás quería demostrarle que no había nada de qué avergonzarse. El niño comenzó a hacer pequeñas acciones para mostrarle a su padre su apoyo y comprensión.
Le dejaba notas cariñosas en la mesa del desayuno, le dibujaba tarjetas llenas de colores y corazones, y le daba abrazos cálidos sin razón aparente.
Un día, mientras estaban sentados juntos en el parque, Tomás decidió contarle una historia especial a su padre:- Papá, ¿sabes? , hay un árbol en el bosque que siempre me ha llamado la atención. Es un árbol muy peculiar porque está torcido desde la base hasta la copa.
Pero lo más sorprendente es que ese árbol sigue creciendo fuerte y hermoso, sin importar cómo sea su forma.
El padre miró curioso a Tomás y preguntó:- ¿Y qué tiene eso de especial? Tomás sonrió y respondió con ternura:- Ese árbol me enseñó algo muy importante: las diferencias no nos hacen menos valiosos ni menos amados. Todos merecemos ser quienes somos realmente y encontrar felicidad en nuestra propia autenticidad. Las palabras del niño tocaron el corazón del padre profundamente.
Se dio cuenta de que estaba siendo injusto consigo mismo al ocultar quién era verdaderamente ante su hijo. Y así, lentamente comenzó a abrirse y compartir su verdadera identidad con Tomás. Desde ese día, padre e hijo se apoyaron mutuamente en su camino hacia la aceptación y el amor incondicional.
Juntos, aprendieron que la verdadera fortaleza reside en ser auténtico, sin importar lo que digan los demás. Y así, Tomás demostró a su padre que no había nada malo o vergonzoso en ser gay.
Aprendieron juntos que cada uno de nosotros es único y hermoso a nuestra manera. Y aunque el refrán dice "palo que nace encorbado, jamás su tronco endereza", ellos descubrieron que el amor puede enderezar cualquier camino torcido.
FIN.