El amor que multiplica



Había una vez una familia muy especial conformada por Mama Natalia, Papa Chapu y su hijo Alfonso. Vivían en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos.

Siempre habían sido felices juntos, pero algo emocionante estaba a punto de ocurrir: ¡esperaban la llegada de una hermanita! Alfonso estaba lleno de emoción ante la noticia. Desde que se enteró, no podía dejar de imaginar cómo sería tener a alguien con quien jugar y compartir sus aventuras.

Todos los días le susurraba al vientre de su mamá, contándole historias y canciones para hacerla sentir bien. Un día, mientras Alfonso jugaba en el jardín con su pelota favorita, escuchó un ruido extraño proveniente del bosque cercano.

Se acercó curioso y descubrió a un conejito atrapado entre unas ramas espinosas. "¡Oh no! ¿Estás bien, conejito?"- preguntó Alfonso preocupado. El conejito temblaba asustado, así que Alfonso decidió ayudarlo. Con mucho cuidado desenredó las ramas hasta liberarlo.

"Gracias por rescatarme", dijo el conejito con voz suave. "Eres muy valiente". Alfonso sonrió orgulloso y decidió llevarlo a casa para cuidarlo hasta que estuviera completamente recuperado.

Mama Natalia y Papa Chapu aceptaron encantados al nuevo miembro de la familia llamándolo Caramelito. Con el tiempo, Caramelito se convirtió en el mejor amigo de Alfonso. Juntos exploraban el bosque, subían a los árboles más altos y compartían secretos. Caramelito se volvió su confidente y compañero de juegos.

Sin embargo, a medida que pasaban los meses, Alfonso comenzó a preocuparse.

¿Cómo iba a compartir todo su amor con su hermanita si ya amaba tanto a Caramelito? Un día, Mama Natalia notó la inquietud de Alfonso y decidió hablar con él. "Alfonso, sé que estás preocupado por tu hermanita", dijo Mama Natalia con ternura. "Pero el amor no se divide, sino que se multiplica". Alfonso frunció el ceño sin entender del todo lo que su mamá intentaba decirle.

"¿Cómo puede ser eso?"- preguntó confundido. Mama Natalia sonrió y le explicó:"Cuando llegue tu hermanita, tendrás aún más amor para dar. No significa que dejarás de querer a Caramelito o que él te querrá menos.

Podrán seguir jugando juntos y cuidándose mutuamente". Las palabras de Mama Natalia calmaron las preocupaciones de Alfonso. Comprendió que el amor era algo infinito y siempre había espacio para más. Finalmente, llegó el día tan esperado.

La pequeña hermanita nació en un ambiente lleno de alegría y amor. Todos estaban emocionados por conocerla y Alfonso estaba radiante de felicidad al verla por primera vez. Desde entonces, la familia creció en número pero también en amor.

Alfonso aprendió una valiosa lección: el amor es como una llama encendida en nuestros corazones; mientras más personas amemos, más brilla y nos llena de felicidad.

Y así, Mama Natalia, Papa Chapu, Alfonso, Caramelito y la pequeña hermanita vivieron felices y unidos para siempre. Juntos demostraron que el amor puede crecer infinitamente sin importar cuántos miembros tenga la familia.

FIN.

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