El amor que nos une



Había una vez en un pequeño pueblo, una pareja de enamorados llamados Martina y Juan. Desde que se conocieron, siempre habían soñado con formar una familia juntos y tener muchos hijos.

Pasaron los años y finalmente llegó el día en que Martina dio a luz a su tan ansiado bebé, al que decidieron llamar Mateo. Desde muy chiquito, Mateo mostraba algunas peculiaridades en su comportamiento.

No miraba a los ojos de sus padres, no respondía cuando lo llamaban por su nombre y parecía estar absorto en su propio mundo la mayor parte del tiempo. Preocupados, Martina y Juan llevaron a Mateo al médico, quien les confirmó que tenía autismo.

Martina y Juan se sintieron abrumados al principio. No sabían cómo cuidar a un niño con autismo ni qué significaba realmente esa condición para el futuro de Mateo. Sin embargo, decidieron educarse sobre el tema y buscar la mejor manera de ayudar a su hijo.

"¿Qué haremos ahora, Martina?" -preguntó Juan con voz preocupada. "No lo sé bien, pero lo importante es amarlo incondicionalmente y estar presentes para él en cada paso del camino" -respondió Martina con determinación.

Con el tiempo, Mateo comenzó terapias especializadas que lo ayudaron a comunicarse mejor y a desarrollar habilidades sociales. Aunque era un camino lleno de desafíos, Martina y Juan nunca perdieron la esperanza ni dejaron de creer en el potencial de su hijo.

Un día, mientras jugaban todos juntos en el parque, Mateo se acercó a otro niño que estaba solo en un rincón. A diferencia de antes, esta vez Mateo le sonrió e intentó entablar una conversación con él.

"¡Mira eso, Juan! ¡Mateo está haciendo amigos!" -exclamó emocionada Martina. Juan no pudo contener las lágrimas al ver el progreso de su hijo.

Se sentía orgulloso no solo de los logros de Mateo sino también del amor inmenso que había florecido en su familia a raíz de las dificultades superadas juntos. Los años pasaron y Mateo continuó creciendo feliz y rodeado del amor incondicional de sus padres.

Si bien enfrentaba desafíos únicos debido al autismo, nunca le faltó apoyo ni comprensión por parte de Martina y Juan.

Al final del día, lo más importante para ellos era ver la felicidad radiante en los ojos de Mateo y saber que juntos podían superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino hacia un futuro brillante lleno de posibilidades infinitas.

FIN.

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