El amor que perdona


Había una vez en un pequeño barrio de Buenos Aires, dos jóvenes llamados Román y Paola.

Ellos asistían a la misma escuela secundaria y aunque al principio no se conocían, el destino les tenía preparada una hermosa historia de amor. Un día, durante un partido de fútbol en el recreo, Román notó a una chica que destacaba entre la multitud. Era Paola, con su cabello castaño y sus ojos brillantes.

Desde ese momento, Román sintió algo especial por ella. Poco a poco fueron entablando conversaciones y descubrieron que compartían muchas cosas en común: les gustaba la música rock, disfrutaban del cine de aventuras y también tenían un gran sentido del humor.

Con el paso del tiempo, Román comenzó a sentir algo más profundo por Paola. Se dio cuenta de que estaba enamorado de ella. Pero justo cuando decidió confesarle sus sentimientos en una fiesta escolar, ocurrió un malentendido desafortunado.

Mientras todos bailaban y se divertían en la fiesta, Román vio a Paola hablando con otro chico. Los celos se apoderaron de él e interpretó mal la situación.

Sin pensarlo dos veces, se acercó furioso hacia ellos y empujó al otro chico lejos de Paola. - ¡¿Qué estás haciendo con él? ! - exclamó Román enfurecido. Paola quedó perpleja ante la reacción de Román y explicó rápidamente:- Tranquilo, solo estábamos hablando sobre los deberes para mañana. No hay nada entre nosotros.

Pero antes de que pudiera decir algo más, Román se dio la vuelta y se marchó, dejando a Paola con el corazón roto. Los días pasaron y Román no podía dejar de pensar en Paola.

Se arrepentía de haber actuado impulsivamente sin escuchar su versión. Sabía que había cometido un grave error y estaba decidido a enmendarlo. Un día, mientras caminaba por el parque cerca de su casa, vio a un anciano alimentando palomas.

Decidió acercarse y contarle su historia, buscando algún consejo sabio. El anciano lo escuchó atentamente y luego dijo:- Joven, el amor es como una flor delicada que necesita ser cuidada.

Cometer errores es parte del crecimiento, pero también debes aprender a perdonarte a ti mismo y pedir perdón cuando sea necesario. Román reflexionó sobre las palabras del anciano y decidió seguir su consejo. Tomó papel y lápiz e escribió una sincera carta de disculpa para Paola.

Explicaba cómo los celos lo habían cegado aquel día en la fiesta y cuánto lamentaba haberla lastimado. Al día siguiente, Román buscó a Paola durante el recreo escolar. La encontró sentada bajo un árbol leyendo un libro. Con nerviosismo se acercó hacia ella.

- Hola Paola - dijo tímidamente -, tengo algo importante que decirte. Paola levantó la mirada sorprendida al verlo allí. Aunque aún dolida por lo sucedido, decidió darle una oportunidad para explicarse.

Román le entregó la carta y esperó ansioso mientras ella la leía detenidamente. Paola se emocionó al leer las sinceras disculpas de Román y comprendió que había sido un malentendido. - Román, entiendo lo que pasó y te perdono.

También me equivoqué al no explicarte en ese momento. Sigamos siendo amigos, pero prométeme que aprenderemos a confiar el uno en el otro. Román sonrió aliviado y felizmente aceptó su propuesta.

A partir de ese día, ambos aprendieron a comunicarse mejor y a confiar en sus sentimientos mutuos. Con el tiempo, su amistad se convirtió nuevamente en amor. Juntos superaron obstáculos y demostraron que los errores del pasado no tienen por qué definir el futuro.

Y así fue como Román y Paola construyeron una hermosa historia de amor basada en la confianza, la comunicación y el perdón. Aprendieron que es importante escuchar antes de juzgar y lucharon por mantener viva la llama del amor a pesar de los desafíos.

Desde aquel día, siempre recordaron aquel malentendido como una lección invaluable para cultivar su relación con paciencia, respeto y comprensión mutua. Y juntos vivieron felices para siempre.

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