El Amor que Toca Almas



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Alegría, donde vivían los seres más especiales del mundo: los Almitas. Estos seres mágicos eran conocidos por su sabiduría y amor incondicional.

En Alegría, todas las Almitas esperaban ansiosas el momento de partir hacia la Tierra para comenzar su nueva aventura. Pero antes de hacerlo, debían pasar por una importante reunión en el Gran Árbol Sabio, donde se les explicaba cómo funcionaba todo.

Un día, llegó al Gran Árbol Sabio una Almita muy curiosa llamada Lunita. Ella tenía muchas preguntas sobre la vida en la Tierra y no podía esperar a descubrirlo todo.

"-Gran Árbol Sabio, ¿cómo es que elegimos a nuestros padres y nuestra familia?", preguntó Lunita con entusiasmo. El Gran Árbol Sabio sonrió y respondió: "-Querida Lunita, antes de venir a la Tierra, cada Almita tiene la oportunidad de elegir a sus padres y familia.

Lo hacemos según las experiencias que queremos tener para aprender y crecer como seres humanos". Lunita quedó sorprendida pero emocionada. No podía creer que ella había tenido el poder de elegir su propia vida en la Tierra. Decidió entonces esagarrar una familia llena de amor y comprensión.

Al llegar a la Tierra, Lunita se encontró con su nueva familia: Mamá Luna y Papá Sol. Ellos irradiaban alegría y cariño por todas partes. Juntos vivieron momentos llenos de risas, abrazos apretados y aventuras inolvidables.

Un día, Lunita conoció a su mejor amiga, Estrellita. Juntas descubrieron el poder de la amistad y cómo podían ayudarse mutuamente a crecer y superar cualquier obstáculo que se les presentara. Sin embargo, no todo era perfecto en la vida de Lunita.

En su camino, encontró dificultades y desafíos que le enseñaron lecciones importantes. Pero siempre supo que había elegido esas experiencias para aprender y evolucionar como ser humano.

Un día, mientras exploraba un bosque encantado, Lunita escuchó una voz débil pidiendo ayuda. Siguiendo el sonido, encontró a un pajarito herido llamado Piquito. Sin dudarlo, lo llevó a casa y cuidó de él hasta que estuvo completamente sano.

Lunita comprendió entonces que tenía la capacidad de hacer una diferencia en el mundo. Decidió convertirse en defensora de los animales y luchar por aquellos que no podían hacerlo por sí mismos. Con el paso del tiempo, Lunita se convirtió en una Almita muy querida en la Tierra.

Su amor incondicional tocaba los corazones de todos los seres vivos que cruzaban su camino.

Un día, cuando ya era anciana y había cumplido su misión en la Tierra con éxito, Lunita regresó al Gran Árbol Sabio para compartir sus experiencias con las demás Almitas jóvenes.

"-Queridas Almitas", comenzó diciendo Lunita emocionada "-No importa qué experiencia hayan elegido antes de venir a la Tierra; recuerden que cada uno de ustedes tiene la capacidad de hacer una diferencia y llenar el mundo con amor". Las Almitas escucharon atentamente, inspiradas por las palabras de Lunita. Comprendieron que, aunque la vida tuviera sus altibajos, siempre había un propósito detrás de cada experiencia.

Desde aquel día, las Almitas aprendieron a amar y aceptar lo que sucedía en el mundo sin juzgar ni interferir. Sabían que cada ser humano estaba viviendo su propia historia elegida antes de nacer.

Y así, gracias a Lunita y su sabiduría compartida, todas las Almitas continuaron su viaje en la Tierra con una comprensión más profunda del poder del amor y la elección individual.

FIN.

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