El amor que trasciende
Había una vez un pequeño niño llamado Lucas, que vivía en un hermoso pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos.
Lucas era muy alegre y siempre tenía una sonrisa en su rostro, pero ese día algo lo tenía preocupado y triste: se tenía que despedir de su mamá. Su mamá debía viajar por trabajo durante unos días y eso significaba que Lucas tendría que quedarse al cuidado de su abuela.
Aunque amaba mucho a su abuela, extrañaría enormemente a su mamá. "¿Por qué tengo que despedirme de mamá? No quiero que se vaya", pensó Lucas mientras miraba por la ventana con los ojos llenos de lágrimas.
Lucas decidió hablar con su mejor amigo, el perro Max, quien siempre estaba dispuesto a escucharlo y darle consejos. "Max, estoy muy triste porque mamá se va", dijo Lucas sollozando. Max movió la cola y ladró suavemente para mostrarle apoyo.
Luego, comenzó a contarle una historia:"Sabes Lucas, cuando yo era cachorro también extrañaba mucho a mi mamá cuando no estaba cerca. Pero aprendí algo importante: aunque estén lejos físicamente, siempre están cerca en nuestro corazón". Lucas levantó la mirada hacia Max con curiosidad.
"¿Cómo puedo hacer eso?", preguntó el niño. Max sonrió y respondió:"Puedes llevar contigo algo especial que te recuerde a tu mamá todo el tiempo. Algo pequeño pero significativo". Lucas pensó por un momento y luego recordó el collar que siempre llevaba puesto su mamá.
"¡Ya sé! Llevaré el collar de mamá conmigo. Así siempre sentiré su amor cerca", exclamó Lucas emocionado. Los días pasaron y llegó el momento de la despedida.
Lucas abrazó fuertemente a su mamá mientras ella le colocaba el collar alrededor del cuello. "Lucas, este collar te recordará que aunque estemos separados físicamente, siempre estaré contigo en tu corazón", susurró su mamá con ternura.
Lucas asintió y se prometió a sí mismo llevar ese mensaje en su corazón todos los días. Durante los siguientes días, Lucas llevaba puesto el collar de su mamá y cada vez que lo tocaba, sentía una calidez especial en su pecho.
Eso lo hacía sonreír y recordar todo el amor que tenía por parte de su mamá. Un día, mientras jugaba con Max en el parque, Lucas encontró un pollito abandonado debajo de un árbol. El pollito parecía triste y solo.
Lucas decidió cuidarlo como si fuera suyo y le puso por nombre Pichi. Juntos jugaron, comieron helado y exploraron nuevos lugares del pueblo. Pichi se convirtió en un gran compañero para Lucas cuando extrañaba a su mamá. El día finalmente llegó cuando la mamá de Lucas regresaría a casa.
Cuando se encontraron nuevamente, la emoción fue inmensa. Pero esta vez había algo diferente: Lucas no estaba triste porque sabía que aunque las despedidas fueran difíciles, siempre había nuevas aventuras esperándolo junto a sus seres queridos.
Desde aquel día, Lucas aprendió que aunque las personas que amamos tengan que irse por un tiempo, siempre estarán cerca en nuestro corazón.
Y así, Lucas siguió creciendo rodeado de amor y aprendiendo importantes lecciones de vida junto a su mamá, su abuela, Max y Pichi. Y colorín colorado, esta historia llena de amor y valentía ha terminado.
FIN.