El amor que une a Emma y el árbol sabio
Había una vez en un hermoso pueblo rodeado de montañas, un pequeño hada llamada Emma. Emma vivía con sus padres en una casa encantadora llena de alegría y amor.
Sin embargo, a pesar de la felicidad que reinaba en su hogar, Emma se sentía triste porque el resto de su familia vivía lejos, en otro país. Emma extrañaba a sus abuelos, tíos y primos.
Solía pasar horas mirando las fotos que adornaban las paredes de su habitación, recordando los momentos felices que había compartido con ellos. A menudo se preguntaba por qué tenían que estar tan distantes y se entristecía al pensar en no poder abrazarlos o escuchar sus risas en persona.
Un día, mientras paseaba por el jardín de su casa, Emma encontró a una mariposa azul revoloteando entre las flores. La mariposa parecía querer decirle algo, así que Emma decidió seguirla.
La mariposa la llevó a través del bosque hasta llegar a un claro donde había un viejo árbol con hojas brillantes y coloridas. "Hola, pequeña hada", dijo el árbol con voz suave.
"Ve que estás triste y preocupada ¿Qué es lo que te aflige?"Emma contó al árbol sobre su familia lejana y cómo los extrañaba tanto que sentía un vacío en su corazón. El árbol sonrió y le dijo: "Querida Emma, debes recordar que el amor no tiene distancia ni barreras.
Aunque tus seres queridos estén lejos físicamente, siempre estarán contigo en tu corazón". Emma reflexionó sobre las palabras del sabio árbol y poco a poco comenzó a comprender su significado.
Se dio cuenta de que podía sentir el amor de su familia cada vez que pensaba en ellos, cada vez que recordaba sus historias y cada vez que enviaban mensajes cariñosos por medio de cartas o videollamadas. Decidió entonces escribirles una carta expresándoles todo su cariño y lo mucho que los apreciaba.
Al hacerlo, sintió cómo la tristeza se iba disipando para dar paso a la alegría de saberse amada y conectada con aquellos a quienes añoraba.
Con el tiempo, Emma aprendió a valorar aún más esos momentos especiales junto a su familia cuando lograban reunirse durante vacaciones o celebraciones importantes. Comprendió que la distancia física no era un obstáculo para mantener viva la llama del amor familiar.
Desde ese día, Emma dejó atrás la tristeza para dar paso a la gratitud y al optimismo. Cada vez que veía volar una mariposa azul recordaba las palabras del sabio árbol y sonreía sabiendo que el amor verdadero siempre encontraría formas creativas para permanecer presente en su vida.
Y así fue como la pequeña hada Emma descubrió que aunque los seres queridos estén lejos geográficamente, nunca están ausentes si se les guarda un lugar especial en el corazón.
FIN.