El amor sin barreras



Había una vez un niño llamado Alan, que vivía en una pequeña casa con sus padres, Marta y Carlos. Alan era muy feliz con su familia, pero tenía algo importante que quería contarles.

Un día, mientras todos estaban sentados a la mesa para cenar, Alan tomó aire y dijo: "Chicos, tengo algo importante que decirles". Sus padres se miraron sorprendidos y le pidieron que continuara. Alan respiró hondo y confesó: "Saben, descubrí algo sobre mí mismo.

Soy gay". Los padres de Alan se quedaron en silencio por un momento, procesando la noticia. Luego de unos segundos, Marta rompió el silencio con una sonrisa amorosa.

"Alan" , dijo Marta emocionada-, "siempre te hemos amado incondicionalmente y eso no va a cambiar nunca. Eres nuestro hijo y siempre lo serás". Carlos asintió con la cabeza y agregó: "Estamos orgullosos de ti por tener el valor de compartir esto con nosotros.

Queremos que sepas que siempre te apoyaremos en todo lo que necesites". Alan sintió un alivio enorme al escuchar las palabras de sus padres. Sabía que no todos los niños tenían la misma suerte de tener unos padres tan comprensivos como ellos.

A partir de ese momento, la vida siguió igual para Alan y su familia. Pero ahora él podía ser completamente honesto consigo mismo y sentirse libre para expresar quien realmente era.

Sin embargo, había alguien más en esta historia: Lucas, el mejor amigo de Alan desde jardín infantil. Aunque Lucas sabía sobre los sentimientos especiales de Alan hacia otros chicos desde hacía tiempo, Alan no había tenido el valor de contárselo a sus padres hasta ahora.

Un día, durante una tarde en el parque, Lucas le preguntó a Alan: "¿Ya les contaste a tus padres?". Alan titubeó y admitió que sí. Sin embargo, Lucas tenía un secreto propio para compartir.

"Alan" , dijo Lucas con voz temblorosa-, "yo también soy gay". Alan se sorprendió gratamente al escuchar esto y sonrió ampliamente. Ahora ambos podían apoyarse mutuamente y entenderse aún más. Juntos decidieron que era hora de contarle a los demás amigos sobre su orientación sexual.

Sabían que algunos podrían tener dificultades para comprenderlo, pero confiaban en que la verdadera amistad superaría cualquier obstáculo. Con coraje y determinación, Alan y Lucas hablaron con sus amigos uno por uno.

Algunos se mostraron sorprendidos al principio, pero luego aceptaron y siguieron siendo amigos inseparables. La noticia de la valentía de Alan y Lucas se extendió rápidamente por toda la escuela.

Otros niños comenzaron a sentirse inspirados por ellos y tuvieron el coraje de ser ellos mismos sin miedo al rechazo. Pronto, todos los niños en la escuela aprendieron una lección importante: no importa quién seas o a quién ames, lo único que realmente importa es ser fiel a ti mismo y respetar las diferencias de los demás.

Y así fue como Alan y Lucas demostraron al mundo entero que el amor verdadero siempre triunfa sobre cualquier prejuicio o discriminación. Juntos construyeron un mundo donde todos eran libres de ser ellos mismos y vivir felices para siempre. .

FIN.

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