El amor sin detalles



Había una vez una joven llamada Gisella, que estaba profundamente enamorada de Gustavo. Él era un chico muy guapo y amable que siempre la hacía reír, pero un día algo extraño sucedió.

- ¿Qué quieres decir con que no me conoces tanto? - preguntó Gisella angustiada a Gustavo. - Lo siento, Gisella, pero es verdad. No sé mucho sobre tu familia o tus pasatiempos favoritos - respondió Gustavo con sinceridad. Gisella se sintió triste al escuchar esto.

Había supuesto que ella y Gustavo se conocían tan bien como dos personas podían conocerse. Sin embargo, en lugar de dejarse vencer por la tristeza, Gisella decidió hacer algo al respecto.

Comenzó a compartir más sobre sí misma con Gustavo: le hablaba de sus sueños y metas en la vida, le mostraba sus lugares favoritos de la ciudad y le presentaba a su familia y amigos cercanos.

Poco a poco, Gustavo comenzó a conocerla mejor y apreciarla aún más por quien era realmente. Se dio cuenta de que había estado perdiéndose muchas cosas importantes al no prestar atención a las pequeñas cosas en la vida de Gisella.

Un día, mientras caminaban juntos por el parque, Gustavo tomó la mano de Gisella y le dijo:- Sabes qué, Gisella? Aunque pueda haber cosas que todavía no sé sobre ti, lo importante es lo mucho que te amo por quien eres.

Me encanta pasar tiempo contigo y quiero seguir haciéndolo para siempre. Gisella sonrió felizmente al escuchar estas palabras. Ella había aprendido que el amor no se trata de conocer todos los detalles de la vida del otro, sino de aceptar y amar a esa persona tal como es.

Desde entonces, Gisella y Gustavo siguieron explorando juntos nuevas aventuras, compartiendo sus sueños y metas, y construyendo una relación aún más fuerte y significativa.

FIN.

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