El amor sin hechizos


En el mundo mágico de Hogwarts, un día especial se acercaba: el Día del Amor y la Amistad. Todos los alumnos estaban emocionados preparando sorpresas para sus amigos y seres queridos.

Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger estaban debatiendo sobre qué regalos podrían hacer. "¡Chicos, tengo una idea genial! Podemos preparar una poción de amor para regalar a nuestros amigos", sugirió Hermione con entusiasmo.

"¡Esa es una excelente idea, Hermione! Seguro les encantará a todos", respondió Harry emocionado. Ron, por su parte, no estaba tan convencido. Él pensaba que en lugar de hacer una poción mágica, podrían dedicar tiempo de calidad con sus amigos.

Pero al final decidió unirse a la idea de Hermione y ayudarla a preparar la poción. La noche anterior al Día del Amor y la Amistad, los tres amigos se pusieron manos a la obra en la sala común de Gryffindor.

Revolvieron calderos, agregaron ingredientes secretos y recitaron hechizos con cuidado. Finalmente, la poción de amor estaba lista para ser repartida entre todos los alumnos de Hogwarts. Al día siguiente, durante el desayuno en el Gran Comedor, Harry, Ron y Hermione comenzaron a repartir la poción entre sus compañeros.

Todos estaban felices recibiendo ese regalo tan especial y pronto comenzaron a notarse efectos extraños entre las parejas de estudiantes. Algunos reían sin parar, otros se abrazaban cariñosamente e incluso algunos cantaban sin motivo aparente.

Pero lo más sorprendente fue cuando Neville Longbottom bebió accidentalmente un frasco entero de la poción.

En lugar de enamorarse locamente como todos esperaban, Neville comenzó a brillar con una luz dorada muy intensa hasta que finalmente desapareció frente a los ojos atónitos de todos. "¡Neville ha desaparecido! ¿Qué haremos ahora?", exclamó Hermione angustiada. Harry recordó entonces algo que Dumbledore le había enseñado: "El verdadero amor y la amistad no necesitan pociones mágicas ni hechizos especiales.

Solo necesitan sinceridad y compañerismo". Con esta idea en mente, Harry decidió usar su varita para invocar un hechizo que trajera de vuelta a Neville.

Con mucha concentración y amor en su corazón logró hacerlo aparecer sano y salvo frente a todos los presentes. "¡Gracias chicos por salvarme! Me perdí en un lugar lleno de luz donde sentí mucho amor", explicaba Neville emocionado.

Y así fue como Harry Potter, Ron Weasley, Hermione Granger y Neville Longbottom descubrieron que el verdadero amor y la verdadera amistad van más allá de cualquier magia o hechizo; están en los momentos compartidos con quienes más queremos.

Y desde entonces celebraron cada Día del Amor y la Amistad recordando esa lección tan valiosa que aprendieron juntos en Hogwarts.

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