El Amuleto de la Amistad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoíris, donde vivían dos grandes amigos: Lila y Tomás. Desde que eran muy pequeños, compartían risas, juegos y secretos. Sin embargo, un día la paz de Arcoíris se vio perturbada.

"¿Viste a Mía, la gata del Sr. García? Desapareció hace tres días", comentó Lila mientras construían una cabaña en su árbol preferido.

"Sí, ¡y hay rumores de que alguien la tiene!" respondió Tomás, preocupado.

Decididos a ayudar al Sr. García, Lila y Tomás comenzaron a investigar. Luego de preguntar a varios vecinos y buscar en los rincones del pueblo, encontraron una pista: una sombra extraña que cruzó el camino mientras ellos jugaban en el parque.

"¿Qué tal si seguimos esa sombra? Puede que nos lleve a Mía", sugirió Tomás.

"¡Buena idea!", dijo Lila, emocionada.

Los amigos se adentraron en el bosque, donde la sombra se había desvanecido. Allí, se encontraron con una bruja llamada Griselda, reconocida por su fortaleza y también por ser un poco malvada.

"¡No pueden estar aquí! Este es mi bosque!", exclamó Griselda, mientras señalaba con su escoba.

"Perdón, señora bruja. Solo buscamos a Mía. Es la gata del Sr. García, ¿la ha visto?", preguntó Tomás con respeto.

"No se preocupen, no me interesan los gatos. Pero, si quieren algo de mí, tendrán que ayudarme primero", respondió Griselda, con una mirada intrigante.

Griselda tenía un problema: un maleficio había atormentado su escoba, haciéndola volar descontroladamente.

"Si me ayudan a calmar mi escoba, les daré una pista sobre Mía", les propuso.

"¡Claro! Lo haremos!", exclamó Lila con determinación.

Así que, Lila y Tomás pusieron manos a la obra. Siguieron las instrucciones de Griselda, que incluyeron un par de movimientos de baile y la recitación de una rima. Aunque al principio se sintieron un poco tontos, no se dieron por vencidos y siguieron intentándolo. Después de varios intentos y risas, la escoba comenzó a calmarse.

"¡Lo lograron!", gritó Griselda, muy contenta.

"Ahora, como prometí, aquí está la pista sobre Mía: busquen en el parque, cerca del viejo estanque. Ahí hay un amuleto que quizás tenga algo que ver con su desaparición", dijo la bruja, mientras sonreía.

Agradecidos, Lila y Tomás corrieron hacia el parque. Al llegar al estanque, se encontraron con un pequeño amuleto brillante, que tenía una inscripción extraña: "La amistad es la clave del regreso".

"¿Qué significa eso?", preguntó Lila, mientras sostenía el amuleto.

"Tal vez tengamos que unir nuestras manos y expresar lo que sentimos uno por el otro", sugirió Tomás.

Se miraron a los ojos y dijeron juntos:

"Nuestra amistad es fuerte, y estamos dispuestos a hacer lo que sea por los demás".

En ese instante, el amuleto brilló intensamente y una luz envolvió el parque.

De repente, una figura apareció: Mía, la gata del Sr. García, salió de detrás de unos arbustos, estirándose con perezosidad.

"¡Mía!", gritaron al unísono, mientras corrían hacia ella.

"La bruja Griselda me había atrapado porque yo también soy un poco traviesa, y ella necesitaba compañía", explicó la gata mientras se frotaba contra sus piernas.

Lila y Tomás se rieron al escuchar la explicación de Mía, y decidieron regresar a casa con ella. Sin embargo, antes de irse, Griselda apareció nuevamente.

"¡Los felicito! Gracias a ustedes, comprendí que necesito más amistad en mi vida. Les agradezco de corazón. Si me necesitan, aquí estaré", dijo la bruja, con una mirada amable.

Desde ese día, la relación entre Griselda y los niños se tornó diferente. La bruja se convirtió en su amiga y, juntos, aprendieron que la verdadera magia reside en la amistad.

Y así, en Arcoíris, Lila, Tomás, Mía y Griselda vivieron muchas más aventuras, siempre recordando que la amistad es el mejor amuleto que podían encontrar.

FIN.

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