El amuleto de la felicidad
Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza. En este lugar, vivía un niño llamado Facundo, quien siempre soñaba con ser el mejor futbolista del mundo.
Todos los días, después de la escuela, se iba al campo de fútbol a practicar sus habilidades. Un día, mientras entrenaba en solitario, Facundo vio algo brillante en el suelo. Se acercó y descubrió que era un extraño amuleto.
Sin pensarlo dos veces, lo recogió y se lo guardó en el bolsillo. Esa misma noche, cuando Facundo estaba durmiendo plácidamente, oyó una voz susurrando su nombre. Abrió los ojos y vio a un hombre alto vestido completamente de negro parado al lado de su cama.
- Hola Facundo -dijo el hombre misterioso-. Soy El Diablo y he venido para ofrecerte un trato. Facundo se sobresaltó pero decidió escucharlo. - ¿Qué tipo de trato? -preguntó curioso.
- Te daré todo lo que deseas: fama, dinero y éxito como futbolista profesional -respondió El Diablo-. Pero a cambio tendrás que hacerme un favor en algún momento futuro. Facundo quedó tentado por la oferta pero también sabía que hacer un pacto con el diablo no podía traer nada bueno.
Decidió rechazarlo amablemente:- Lo siento señor Diablo, pero no puedo aceptar tu oferta. Prefiero ganarme las cosas por mis propios méritos. El Diablo sonrió maliciosamente y desapareció en una nube de humo negro.
Los años pasaron y Facundo siguió entrenando y mejorando sus habilidades en el fútbol. Participó en torneos locales y se convirtió en una estrella del pueblo.
Su talento era tan evidente que un día, un cazatalentos lo descubrió y le ofreció la oportunidad de probarse en un equipo profesional. Facundo estaba emocionado pero también recordaba la oferta del Diablo. Sin embargo, decidió seguir adelante con su sueño sin hacer ningún trato oscuro. En el partido de prueba, Facundo brilló como nunca antes.
Sus jugadas eran increíbles y marcó varios goles impresionantes. Los directivos del equipo no pudieron resistirse a su talento y lo ficharon de inmediato. Facundo se convirtió en un futbolista reconocido internacionalmente.
Jugaba en los mejores equipos del mundo y ganaba muchos títulos importantes. Pero algo dentro de él no se sentía completamente feliz. Un día, mientras paseaba por las calles de Villa Esperanza, vio a una niña llorando desconsoladamente junto a un perro abandonado.
- ¿Qué te pasa? -preguntó Facundo preocupado- ¿Por qué estás llorando? La niña levantó la cabeza y secándose las lágrimas dijo:- Mi perro se perdió hace días y nadie quiere ayudarme a encontrarlo. Facundo sintió empatía por la niña y decidió ayudarla.
Pasaron horas buscando al perro hasta que finalmente lo encontraron escondido detrás de unos arbustos. La niña estaba llena de alegría y le dio las gracias a Facundo con todo su corazón.
En ese momento, Facundo entendió que la verdadera felicidad no se encontraba en el dinero o la fama, sino en ayudar a los demás. Desde ese día, Facundo utilizó su influencia y fortuna para ayudar a los más necesitados.
Fundó una organización benéfica que construía escuelas y hospitales en comunidades desfavorecidas. Su nombre se convirtió en sinónimo de generosidad y solidaridad. El Diablo observaba desde lejos cómo Facundo había encontrado la verdadera felicidad sin hacer ningún pacto oscuro.
Aprendió que las cosas buenas llegan cuando uno trabaja duro y ayuda a los demás.
Y así, Villa Esperanza se convirtió en un lugar lleno de esperanza y bondad gracias al ejemplo inspirador de Facundo, quien demostró que el poder del bien siempre supera cualquier pacto con el diablo.
FIN.