El anillo dorado de Pipo
Había una vez en un pequeño estanque, un patito llamado Pipo. Era un patito muy curioso y siempre estaba buscando aventuras. Un día, mientras nadaba por el estanque, vio algo brillante entre las plantas acuáticas.
- ¡Qué maravilla! -exclamó Pipo emocionado-. ¡Es un anillo de oro! Pipo agarró el anillo con su pico y decidió llevárselo a casa para mostrarlo a sus amigos. En el camino de regreso, se encontró con su amiga Lola la rana.
- Hola Pipo, ¿qué tienes ahí? -preguntó Lola curiosa. - Mira, encontré este anillo de oro en el estanque. Es realmente hermoso -respondió Pipo orgulloso.
Lola observó el anillo detenidamente y dijo:- Pipo, los patitos no usamos joyas como los humanos. Ese anillo seguramente pertenece a alguien que lo perdió. Deberías devolverlo. Pipo dudó por un momento, pero luego recordó la importancia de ser responsable.
Asintió con la cabeza y le dio las gracias a Lola por su consejo. Decidiendo hacer lo correcto, Pipo nadó rápidamente hasta llegar al borde del estanque donde vivía una familia humana. Llamó a la puerta con su pico y esperó pacientemente hasta que alguien abrió.
- Hola señora -dijo Pipo tímidamente-. Encontré este anillo en el estanque y pensé que podría ser de alguien importante para ustedes. La señora quedó sorprendida al ver al patito con el anillo en su pico.
Le agradeció a Pipo por su honestidad y le explicó que el anillo pertenecía a su hija pequeña, quien lo había perdido mientras jugaba cerca del estanque. - Mi hija estaba muy triste por haber perdido ese anillo -dijo la señora-.
Gracias a ti, ahora podemos devolvérselo. Pipo se sintió feliz de haber hecho lo correcto y de haber ayudado a la familia. Se despidió de ellos y regresó al estanque, donde sus amigos lo esperaban ansiosos para escuchar su historia.
- ¡Pipo, cuéntanos qué pasó! -exclamaron todos los animales emocionados. Pipo les contó cómo encontró el anillo y cómo decidió devolverlo a su dueña. Sus amigos quedaron impresionados por su acto de responsabilidad y valentía.
Desde ese día, Pipo se convirtió en un ejemplo para todos los animales del estanque. Aprendieron que ser responsable significa hacer lo correcto incluso cuando nadie te está mirando.
Y así, Pipo vivió muchas más aventuras en el estanque junto a sus amigos, recordando siempre la importancia de la responsabilidad y la honestidad.
FIN.