El anillo mágico del río Río



Había una vez en un lejano valle rodeado de montañas, un río cristalino y cantarín llamado Río.

Río era muy especial, ya que tenía la capacidad de hablar con los animales del bosque y las plantas que crecían a sus orillas. Todos los días, Río conversaba con los pájaros que volaban sobre él, con los peces que nadaban en su caudal y con los árboles que se mecían con su suave brisa.

Un día, mientras Río charlaba con una familia de patos, uno de ellos le contó sobre un anillo mágico perdido en el fondo del río hacía muchos años.

El anillo tenía el poder de conceder deseos a quien lo encontrara, pero solo aquellos con un corazón puro podrían verlo brillar entre las piedras del lecho. Río se emocionó al escuchar esta historia y decidió ayudar a encontrar el anillo mágico.

Durante días y noches, movió sus aguas lentamente para revolver cada recoveco y cada piedra en busca del preciado tesoro. Finalmente, una mañana soleada, cuando los rayos del sol acariciaban su superficie, el anillo brilló intensamente bajo el agua.

"¡Lo encontré! ¡Lo encontré!" -exclamó emocionado Río mientras llamaba a los patos para mostrarles el anillo mágico. Los patos se acercaron nadando rápidamente y contemplaron maravillados la luz resplandeciente del anillo. Uno por uno lo intentaron tomar con sus picos, pero ninguno pudo sostenerlo.

Entonces, una voz suave resonó desde lo más profundo del río. "Solo aquellos con pureza en su corazón pueden llevar consigo este tesoro", dijo la voz. Los patos miraron a Río sorprendidos mientras este les explicaba lo que acababa de escuchar.

Entonces, decidieron hacer una promesa: trabajar juntos para proteger el río y cuidar de todos los seres vivos que dependían de él.

Día tras día, los patos visitaban a Río para jugar en sus aguas cristalinas y compartir historias sobre sus aventuras en el bosque. Juntos aprendieron la importancia de la amistad, la solidaridad y el respeto por la naturaleza. Con el tiempo, el valle floreció como nunca antes se había visto.

Los árboles dieron frutos más jugosos, las flores desplegaron colores más vibrantes y todos los animales vivían en armonía gracias al cuidado mutuo entre ellos.

Y así fue como Río descubrió que la verdadera magia no estaba en un anillo brillante o en deseos concedidos; sino en el amor sincero compartido entre amigos que trabajan juntos por un bien común.

FIN.

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