El Apostador



Había una vez en un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad, un niño llamado Juan, conocido por su espíritu aventurero y curiosidad insaciable.

Un día, mientras paseaba por el mercado, se topó con un misterioso anciano que llevaba un sombrero de ala ancha y una barba larga y blanca. El anciano se acercó a Juan y le dijo: "¡Hola, joven aventurero! Tengo algo especial para ti."

Juan se sintió intrigado y le preguntó al anciano qué era ese algo especial. El anciano sacó un pequeño cofre del bolsillo de su abrigo y le dijo a Juan que dentro de él se encontraba un mágico juego de cartas que podía concederle cualquier deseo.

Emocionado, Juan aceptó el regalo y se dispuso a probar su suerte. Pronto se convirtió en un ávido apostador, apostando en juegos y retos con sus amigos del pueblo.

Un día, Juan se encontró frente a un desafío muy difícil, y decidió apostar que podía resolverlo con la ayuda de las cartas mágicas. Sin embargo, al abrir el cofre, las cartas habían desaparecido. Desconcertado y desilusionado, Juan reflexionó sobre sus acciones y decidió cambiar su forma de enfrentar los desafíos.

En lugar de depender de la suerte, aprendió a confiar en sus propias habilidades y esforzarse para alcanzar sus metas. Con el tiempo, Juan se convirtió en un ejemplo para los demás, demostrando que la verdadera fortuna reside en el esfuerzo y la perseverancia.

FIN.

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