El aprendiz de magia en el bosque


Había una vez en un reino muy lejano, un castillo mágico donde vivía una bruja llamada Agatha. Ella era famosa por sus pociones y encantamientos que ayudaban a la gente del reino.

Un día, llegó al castillo un pequeño niño llamado Martín. Él estaba perdido en el bosque y había escuchado que la bruja Agatha podía ayudarlo a encontrar su camino de regreso a casa.

Cuando Martín entró al castillo, se sorprendió al ver todos los frascos llenos de líquidos de colores brillantes y las velas parpadeantes que iluminaban la habitación. Agatha lo recibió con una sonrisa amable y le preguntó qué lo traía allí.

Martín explicó su situación, y sin dudarlo, Agatha preparó una poción especial para él. "Bebe esto", dijo Agatha mientras le entregaba un pequeño frasco lleno de líquido verde. Martín bebió la poción con cautela, sintiendo cómo su cuerpo se llenaba de energía.

De repente, sus ojos se iluminaron cuando recordó algo importante:"¡Mi madre me dijo que siguiera las estrellas para encontrar mi camino!" exclamó emocionado. Agatha sonrió satisfecha al ver que su poción había funcionado.

Luego le mostró a Martín cómo usar las estrellas para guiarse en el bosque oscuro hasta llegar a casa sano y salvo. El pequeño niño estaba muy contento por haber encontrado el camino gracias a la ayuda de la bruja Agatha.

Desde ese día visitaba frecuentemente el castillo mágico para aprender más sobre la magia y las pociones. Un día, mientras Martín estaba en el castillo, se encontró con un problema: su mejor amigo había sido maldecido por una bruja malvada y no podía hablar.

Agatha sabía que esto era un trabajo para ella y preparó una poción especial de curación. "Vamos a necesitar algo muy valioso para esta poción", dijo Agatha.

Ella les explicó que necesitaban conseguir una flor rara que solo crecía en la cima de la montaña más alta del reino. Martín y Agatha se pusieron en marcha inmediatamente. Después de muchas horas caminando, finalmente llegaron a la cima de la montaña donde encontraron la flor rara.

Pero justo cuando estaban a punto de reagarrarla, apareció la bruja malvada que había maldecido al amigo de Martín. "¡No dejaré que me quiten esa flor!" gritó ella mientras conjuraba un hechizo oscuro.

Martín rápidamente recordó todo lo que había aprendido en el castillo mágico y ayudó a Agatha a lanzar un contra-hechizo. La bruja malvada desapareció dejando atrás solo un destello oscuro. Finalmente, regresaron al castillo con la flor rara y Agatha preparó una poción especial para curar al amigo de Martín.

Al beberla, el niño recuperó su voz y todos celebraron juntos. Desde ese día, Martín entendió lo importante que era aprender sobre magia y encantamientos para poder ayudar a otros.

Y así se convirtió en uno de los mejores aprendices de la bruja Agatha del castillo mágico.

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