El aprendizaje de Lulú
En un hermoso jardín, vivía Lulú, una pequeña mariquita muy curiosa y traviesa. A pesar de ser muy activa, Lulú solía despertarse tarde y no tenía ninguna rutina establecida en su día a día.
Un día soleado, mientras jugaba entre las flores del jardín, Lulú se cruzó con Tomás, un sabio caracol que siempre estaba ocupado en sus labores diarias. "¡Hola Tomás! ¿Qué estás haciendo hoy?" preguntó Lulú con entusiasmo.
Tomás levantó la mirada de su tarea y respondió: "Hola Lulú. Estoy regando las plantas y después me toca limpiar mi caparazón. Es importante tener rutinas para mantener todo ordenado y cuidado en el jardín.
"Lulú frunció el ceño sin comprender del todo qué significaba eso de —"rutinas" . Intrigada por lo que le había dicho Tomás, decidió acercarse a él para aprender más al respecto. "¿Qué es una rutina, Tomás?" preguntó Lulú con curiosidad.
"Una rutina es una serie de actividades que realizamos todos los días en un orden específico. Nos ayuda a organizarnos mejor y a cuidar de nuestras responsabilidades," explicó pacientemente Tomás. Lulú asintió con interés y decidió poner en práctica lo que acababa de aprender.
Se propuso crear su propia rutina para mejorar su vida en el jardín.
Al día siguiente, al despertar temprano con el primer rayo de sol, Lulú comenzó su nueva rutina: primero desayunaba unas hojitas frescas, luego se cepillaba sus alas brillantes y finalmente salía a jugar pero sin descuidar ayudar en las tareas del jardín como reagarrar hojas secas o regar las plantas más pequeñas.
Con el paso de los días, Lulú notó cómo su vida empezaba a fluir mucho mejor gracias a su nueva rutina. Tenía más energía durante el día, se sentía más feliz consigo misma y hasta había hecho nuevos amigos al colaborar más activamente en las labores del jardín.
Una tarde soleada, mientras descansaba sobre una margarita después de un largo día de trabajo en el jardín, llegó Tomás sonriendo. "¡Veamos si aprendiste bien tu lección sobre las rutinas!" exclamó divertido Tomás.
Lulú rió felizmente y enumeró todas las actividades que había realizado siguiendo su nueva rutina diaria. Tomás asintió complacido al ver los progresos de la pequeña mariquita e incluso le enseñó algunas tareas nuevas para incluir en su lista diaria.
Desde ese día, Lulú continuó aprendiendo sobre la importancia de las rutinas en la vida cotidiana. Se convirtió en un ejemplo para todos los habitantes del jardín al demostrar cómo llevar una vida organizada puede traer grandes beneficios tanto a nivel personal como comunitario.
Y así, entre risas y trabajo duro, Lulú demostró que nunca es tarde para aprender algo nuevo y mejorar nuestra forma de vivir cada día. ¡El jardín nunca volvió a ser el mismo desde que ella decidió cambiar sus hábitos!
FIN.