El Aprendizaje de Sofía



Era una vez una niña llamada Sofía. Tenía seis años y era muy curiosa. Siempre le gustaba explorar su vecindario, pero a menudo desobedecía las reglas de su mamá. Un día, después de recibir varias advertencias, su mamá le dijo:

"Sofía, por favor, nunca salgas a la calle sin avisarme. Es muy peligroso."

Pero Sofía, emocionada por una mariposa que había visto volar, decidió que no iba a hacerle caso. "Solo será un momento", pensó, y corrió hacia la puerta sin mirar atrás.

Al salir, Sofía se dejó llevar por su curiosidad. Siguió la mariposa que danzaba entre las flores del jardín, cruzando la vereda sin pensar. De repente, se dio cuenta de que había dejado la seguridad de su casa y se encontraba sola en la calle.

"¡Mamá!" gritó, pero no la escuchó.

Caminó un poco más y vio a un grupo de niños jugando. Se acercó, pero al instante un extraño se le acercó con una sonrisa.

"Hola, pequeña. ¿Quieres venir a jugar con nosotros?" dijo el hombre.

Sofía, aunque un poco asustada, pensó que podría ser divertido. Pero, justo en ese momento, recordó las palabras de su mamá:

"Sofía, no hables con extraños."

Sus piernas temblaron y decidió dar un paso atrás.

"No, gracias. Estoy esperando a mi mamá" respondió con firmeza.

El hombre frunció el ceño por un segundo antes de irse. Sofía sintió un alivio, pero se dio cuenta de que estaba perdida. Empezó a llorar y a llamar a su mamá:

"¡Mamá!"

Pasaron unos minutos que le parecieron eternos. Finalmente, su mamá salió corriendo de la casa, pálida y preocupada.

"¡Sofía! ¿Dónde estabas?" exclamó, abrazándola con fuerza.

"Lo siento, mamá. Solo seguí a una mariposa..."

La mamá de Sofía la miró con preocupación.

"No te das cuenta de lo peligrosa que es la calle. Nunca salgas sin avisar, por favor."

Sofía asintió, sintiéndose un poco culpable. Las palabras de su mamá resonaron en su cabeza. Decidió que, a partir de ese día, iba a ser más obediente. Se dieron la mano y regresaron a casa.

Esa noche, Sofía reflexionó sobre lo ocurrido.

"Mamá, prometo que no volveré a desobedecerte. Lo que pasó me asustó mucho."

La mamá sonrió y le acarició el cabello.

"Te amo, Sofía. Solo quiero mantenerte a salvo."

Desde ese día, Sofía aprendió a escuchar a su mamá. Ya no corría hacia la calle sin pensar, y siempre le avisaba cuando quería salir a jugar. Además, cada vez que veía una mariposa, la admiraba desde la vereda, recordando la importancia de la seguridad.

Incluso un día, se encontró con algunos amigos y les contó lo que había pasado:

"No hagan lo mismo que yo. Escuchen a sus papás. ¡Es importante!"

Así, Sofía se convirtió en una pequeña embajadora de la obediencia entre sus amigos. La historia se corrió, y todos aprendieron que escuchar a los adultos a su alrededor era crucial para su seguridad.

Y así, Sofía convirtió su experiencia en una aventura que no solo le enseñó sobre la importancia de obedecer, sino que también ayudó a otros a hacer lo mismo. Vivió feliz, explorando su mundo, pero siempre con una mirada atenta y el corazón lleno de amor por su mamá.

FIN.

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