El aprendizaje del gallo perezoso
En un pintoresco corral de una granja, la gallina llamada Carmela siempre iba con sus pollitos a escarbar en busca de deliciosos gusanos. Sin embargo, el gallo Fernando, conocido por ser muy perezoso, se negaba a acompañarlos.
Un día, mientras la familia emplumada buscaba su comida, se encontraron con un gusano especialmente grande y sabroso. Los pollitos comenzaron a picotearlo emocionados, pero el gallo Fernando apareció casualmente y pidió la mitad del gusano.
- ¡Eh, este gusano es demasiado grande para compartirlo! - exclamó Fernando con pereza, extendiendo su cuello hacia el gusano.
Carmela, la gallina, muy sabia y paciente, le respondió:
- Fernando, a los perezosos nada se les da. Si hubieras escarbado con nosotros, también hubieras encontrado tu propio gusano delicioso. Pero como no quisiste hacerlo, ahora no tienes derecho a pedir parte del nuestro.
El gallo Fernando se retiró con la cabeza gacha, sintiéndose triste y arrepentido. Comprendió que su decisión perezosa le había privado de disfrutar de una deliciosa recompensa. Desde ese día, el gallo Fernando decidió cambiar su actitud, y comenzó a participar en todas las actividades del corral. Aprendió que el esfuerzo y la perseverancia traen las mejores recompensas, y sus amigos animales lo admiraron por su transformación.
Y colorín colorado, este cuento ha enseñado que la pereza no lleva a ningún lado, pero la participación y el trabajo duro siempre traen una gran satisfacción.
FIN.