El árbitro honesto
Había una vez en un pequeño pueblo, un árbitro de fútbol llamado Mateo. Mateo era conocido por su integridad y honestidad en el campo de juego.
Su pasión por el fútbol era innegable, pero lo que más le importaba era asegurarse de que el juego siempre fuera justo. Un día, durante un importante partido, Mateo fue abordado por un extraño hombre que le ofreció una gran cantidad de dinero a cambio de influir en el resultado del juego.
Mateo, sin dudarlo, rechazó la oferta y le dijo al hombre que no podía ser sobornado. El hombre se marchó furioso y Mateo continuó con su labor como árbitro.
A medida que el partido avanzaba, Mateo enfrentó muchas situaciones difíciles, pero siempre tomó decisiones justas e imparciales. Al final, el equipo que merecía ganar lo hizo, y todos los jugadores y espectadores celebraron el emocionante juego.
La valentía y honestidad de Mateo inspiraron a todos a ser justos y a no dejarse influenciar por la corrupción. Desde ese día, Mateo se convirtió en un ejemplo a seguir para los niños y niñas del pueblo, quienes aprendieron la importancia de la integridad y el valor de tomar decisiones correctas, sin importar las tentaciones.
Su valentía y honestidad le valieron el respeto y la admiración de todos.
FIN.