El árbol de la alegría
Había una vez una niña llamada Sofía que siempre estaba llena de angustia. Sentía un nudo en el estómago y le costaba encontrar la alegría en las cosas simples de la vida.
Todos los días, se preguntaba cómo podría superar esa sensación y ser feliz. Un día, mientras caminaba por el parque, Sofía encontró a un viejo árbol con una sonrisa tallada en su tronco. Intrigada, se acercó y tocó la sonrisa con su dedo.
De repente, el árbol cobró vida y comenzó a hablar. "Hola, pequeña Sofía", dijo el árbol amablemente. Sofía se sorprendió pero no tuvo miedo. "¿Quién eres tú?", preguntó ella curiosa. "Soy el Árbol Sabio", respondió él.
"He estado aquí durante muchos años escuchando las historias de aquellos que necesitan ayuda". Sofía decidió confiar en aquel árbol sabio y le contó sobre su angustia constante. El Árbol Sabio asintió comprensivamente.
"Mi querida Sofía", dijo el Árbol Sabio, "La clave para superar tu angustia está dentro de ti misma". Sofía frunció el ceño sin entender bien lo que quería decirle. "Cada día te enfrentas a situaciones difíciles o desafiantes", continuó él.
"Pero es importante recordar que incluso cuando las cosas parecen oscuras, siempre hay algo positivo esperándote". El Árbol Sabio le explicó a Sofía que debajo del viejo tronco había una mochila mágica que contenía herramientas para ayudarla a superar su angustia.
Sofía abrió la mochila y encontró un espejo, una libreta y un par de gafas especiales. "El espejo", explicó el Árbol Sabio, "te recordará que eres fuerte y valiente.
Mírate en él cuando te sientas triste o asustada, y recuerda todas las cosas maravillosas que has logrado". Sofía sonrió al ver su reflejo en el espejo y se sintió más segura de sí misma. Luego, el Árbol Sabio le dijo:"La libreta es para escribir tus pensamientos y emociones.
Puedes dibujar, escribir historias o simplemente desahogarte en ella. Verás cómo te ayuda a entender mejor tus sentimientos". Sofía tomó la libreta con entusiasmo y decidió llevarla siempre consigo. Por último, el Árbol Sabio le entregó las gafas especiales.
"Estas gafas te permitirán ver las cosas desde una perspectiva diferente", explicó él. "Cuando te enfrentes a situaciones difíciles, póntelas y trata de encontrar algo positivo en ellas". Sofía se colocó las gafas especiales y miró a su alrededor.
Vio colores brillantes donde antes solo veía grisura e incluso encontró pequeñas alegrías en medio de los problemas cotidianos.
Con sus nuevas herramientas mágicas, Sofía comenzó a practicar cada día: se miraba en el espejo recordándose lo valiente que era; escribía en su libreta todos sus sentimientos y pensamientos; y se ponía las gafas especiales para ver el lado positivo de las cosas. Poco a poco, la angustia de Sofía comenzó a desvanecerse.
Aprendió que no podía controlar todo lo que le sucedía, pero sí podía elegir cómo reaccionar ante ello. Descubrió que dentro de ella había una fuerza increíble y que siempre había algo bueno esperándola, incluso en los momentos más difíciles.
Con el tiempo, Sofía se convirtió en una niña llena de alegría y felicidad. Compartió sus herramientas mágicas con otros niños que también necesitaban superar su angustia, ayudándolos a encontrar la fortaleza dentro de ellos mismos.
Y así, gracias al Árbol Sabio y a sus herramientas mágicas, Sofía encontró la forma de superar su angustia y vivir una vida llena de amor, esperanza y felicidad.
FIN.