El Árbol de la Amistad



Había una vez un árbol llamado Tristeza que vivía en el bosque. Tristeza siempre se sentía sola y apagada, pero un día, conoció a un tierno conejo llamado Se. Se dio cuenta de que Tristeza no estaba bien, pero decidió no decir nada para no incomodarlo. Sin embargo, después de unos días, Se comenzó a conversar un poco con Tristeza, preguntándole cómo se sentía y hablándole de cosas bonitas que veía en el bosque.

Con el tiempo, Tristeza y Se comenzaron a conversar cada vez más. Descubrieron que tenían mucho en común y empezaron a reír juntos. Se contaba las travesuras que hacía en el bosque, y Tristeza compartía sus sueños de ser un árbol fuerte y majestuoso. Poco a poco, se formó una fuerte conexión entre ellos.

Cada día, Tristeza y Se se cuidaban mutuamente. Se aseguraba de que Tristeza estuviera rodeada de luz y buenos momentos, y Tristeza protegía a Se de las tormentas y los peligros del bosque. Juntos, aprendieron a superar los momentos difíciles y a valorar la amistad que habían construido.

Con el tiempo, el bosque entero notó el cambio en Tristeza. Ya no estaba apagado ni solo, sino que brillaba con una luz especial. Todo esto, gracias a la amistad que había encontrado en Se, quien supo cómo iluminar su corazón con amor y compañía.

FIN.

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