El árbol de la amistad
Había una vez en un bosque tranquilo, un grupo de animales que vivían cerca de un gran árbol llamado el "Árbol de la Amistad". Este árbol tenía ramas fuertes y hojas de todos los colores, pero lo más especial era que sus frutos solo crecían si todos los animales laboraban juntos y compartían su amistad.
Un día, los animales se reunieron bajo el árbol para discutir la llegada de la primavera, que traía consigo la promesa de deliciosos frutos. El conejito, llamado Toby, fue el primero en hablar.
"¡Hola a todos! Se viene la primavera y no puedo esperar para ver los frutos en nuestro árbol. Pero, ¿cómo le hacemos para que crezcan más?"
La tortuguita, llamada Tula, levantó la cabeza lentamente y dijo:
"Recuerden que el árbol solo da frutos si todos colaboramos. Necesitamos trabajar juntos."
El pequeño zorro, Rocco, se mostró escéptico.
"¿Por qué deberíamos ayudar? Yo podría comer los frutos por mi cuenta."
Todos miraron a Rocco con desagrado. La ardilla, que se llamaba Lila, se inclinó hacia él.
"Rocco, si cada uno solo piensa en sí mismo, la amistad no tendrá un lugar. Y sin amistad, el árbol no dará sus frutos. Es así de simple."
Rocco frunció el ceño, pero no dijo nada. Los animales, decididos, comenzaron a planificar sus tareas. Cada uno eligió algo que le gustaba hacer: Toby eligió recolectar semillas, Tula se encargaría de preparar el suelo, Rocco, aunque dudoso, aceptó cuidar del riego con su agilidad, y Lila decidió encargarse de contar historias para motivar a todos.
Juntos, comenzaron a trabajar. Mientras recolectaban semillas, Toby encontró un hermoso nido de pájaros y lo trajo a sus amigos.
"¡Miren lo que encontré! ¡Voy a nombrarlos! Son los Pajaritos de la Alegría. ¿Qué les parece?"
Todos sonrieron. Las historias de Lila hacían que el trabajo fuera más ameno. Pero Rocco, que al principio estaba reacio, comenzó a notar lo divertido que era trabajar en equipo.
"Esto no está tan mal", dijo mientras saltaba alrededor del árbol.
Al finalizar la semana, el bosque lucía diferente: el suelo estaba preparado, las semillas bien plantadas y el riego hecho con esmero. Pero, al llegar el tiempo de la cosecha, todos se dieron cuenta de que no había frutos en el árbol.
"¿Qué pasó? ¿Por qué no salieron?" preguntó Tula, preocupada.
"Quizás no hicimos suficiente", sugirió Toby.
"O tal vez, necesitamos hacer algo más que trabajar..." dijo Rocco, pensativo.
Lila les recordó:
"El árbol no solo necesita trabajo, necesita amor y amistad. Como amigos, debemos demostrar que somos un equipo de verdad. Vamos a ayudar a otros animales en el bosque."
Así que decidieron que al día siguiente irían a ayudar a los demás. Así, unieron esfuerzos para construir un refugio para un grupo de ratones que lo habían perdido y brindaron alimento a los animales más pequeños del bosque.
Con cada acto de bondad, el árbol comenzó a florecer. Las ramas de colores se llenaron de esperanza y alegría. El día de la cosecha finalmente llegó. Bajo el Árbol de la Amistad colgaban frutos brillantes de todos los colores.
"¡Miren! ¡Los frutos!" exclamaron todos al unísono.
"¡Son hermosos!" gritó Rocco, poniendo sus manos en la cabeza emocionado.
El árbol no solo dio frutos, sino también una lección invaluable. Lila sonrió y dijo:
"¡Lo logramos! ¡El trabajo en equipo y la amistad son la clave para todo!"
Los animales aprendieron que la verdadera amistad no solo se trata de estar juntos, sino de cuidar y ayudar unos a otros. Y así, cada temporada de primavera, no solo cosechaban frutos, sino también los lazos más fuertes de amistad.
Y el Árbol de la Amistad se convirtió en un símbolo en el bosque, recordando a todos que en la unión está la verdadera fuerza.
FIN.