El Árbol de la Amistad Eterna



Había una vez un hermoso árbol llamado Amistad que vivía en un bosque encantado. Este árbol era muy especial, ya que tenía la capacidad de crecer y fortalecerse cada vez que alguien le brindaba su amistad.

Un día, llegó al bosque una pequeña niña llamada Sofía. Ella era tímida y solitaria, no tenía muchos amigos con quien jugar. Al ver al árbol Amistad, se sintió atraída por su belleza y decidió acercarse.

- ¡Hola! ¿Eres el árbol de la amistad? -preguntó Sofía tímidamente. - ¡Así es! Soy el árbol Amistad -respondió el árbol con alegría-. Me alegra mucho conocerte, Sofía. Sofía sonrió tímidamente y se sentó junto al árbol.

A medida que pasaban los días, Sofía visitaba al árbol todos los días después de la escuela. Juntos compartían risas y secretos, convirtiéndose en grandes amigos. Pero un día triste para ambos, Sofía llegó llorando al encuentro del árbol Amistad.

Parecía estar muy triste y preocupada. - ¿Qué te pasa, querida amiga? Estás llorando -dijo el árbol con ternura. - Es que voy a tener que mudarme a otra ciudad porque mi papá consiguió un nuevo trabajo -explicó Sofía entre sollozos-.

No quiero irme y dejar atrás a mis amigos... y especialmente a ti, querido Árbol Amistad. El corazón del Árbol Amistad se llenó de tristeza al escuchar las palabras de Sofía.

Quería ayudarla y asegurarse de que ella no se sintiera sola. - No te preocupes, querida Sofía. Aunque estemos separados físicamente, siempre seremos amigos en el corazón -dijo el árbol con una sonrisa reconfortante-. Siempre podrás contar conmigo, sin importar la distancia.

Sofía abrazó al árbol con fuerza y secó sus lágrimas. Sabía que aunque tuviera que mudarse, su amistad con el Árbol Amistad permanecería intacta. Pasaron los años y Sofía creció en una nueva ciudad.

Hizo nuevos amigos y vivió muchas aventuras, pero siempre llevaba consigo el recuerdo del Árbol Amistad. Un día soleado, mientras caminaba por un parque, Sofía vio un hermoso árbol muy parecido al Árbol Amistad. Se acercó emocionada y lo abrazó fuertemente.

- ¡Árbol Amistad! ¡Te extrañé tanto! -exclamó Sofía emocionada. El árbol sonrió y respondió:- Soy tu nuevo amigo llamado Crecimiento. El verdadero Árbol Amistad sigue vivo en tu corazón y en todos aquellos a quienes brindaste tu amistad durante estos años.

Sofía entendió entonces que la amistad es como una semilla plantada en el corazón que crece y florece incluso cuando estamos lejos de nuestros seres queridos.

Siguiendo los pasos del Árbol Amistad, continuó cultivando nuevas amistades y compartiendo su amor y amabilidad con todos los que encontraba en su camino.

Y así, el legado del Árbol Amistad se extendió por todo el mundo, recordándonos que la verdadera amistad nunca desaparece, sino que crece y florece como un hermoso árbol que nos acompaña a lo largo de nuestras vidas.

FIN.

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