El árbol de la diversidad



Había una vez en una pequeña empresa llamada —"CompuTech" , un jefe llamado Don Carlos que sufría del Síndrome de Procusto.

Este síndrome hacía que Don Carlos quisiera que todos los empleados se ajustaran a sus expectativas y medidas, sin importarles sus habilidades o talentos individuales. Don Carlos tenía una visión muy estrecha y creía firmemente en la idea de que todos los empleados debían ser iguales.

No le importaba si alguien era más creativo, más eficiente o más innovador que los demás, él solo quería que todos fueran exactamente iguales. Un día, llegó a la empresa un nuevo empleado llamado Lucas.

Lucas era un joven muy talentoso y creativo con muchas ideas frescas para mejorar el funcionamiento de CompuTech. Sin embargo, apenas comenzó a trabajar, Don Carlos lo llamó a su oficina. "Lucas, me he dado cuenta de que tienes un gran potencial pero necesito que te ajustes a las normas establecidas en la empresa.

Todos deben seguir el mismo camino y no podemos permitirnos desviaciones". Lucas se sintió desanimado por las palabras de Don Carlos pero decidió no rendirse fácilmente. Sabía que tenía mucho para ofrecer y estaba decidido a demostrarlo.

Así comenzaron los días en CompuTech: Don Carlos rechazando todas las ideas innovadoras de Lucas porque no se ajustaban al molde preestablecido.

Pero Lucas no dejaba de intentarlo e incluso encontraba formas creativas de presentar sus propuestas dentro del marco establecido por Don Carlos. Un día, mientras caminaba por el parque cerca de la empresa durante su hora libre, Lucas encontró un árbol muy peculiar.

Este árbol tenía ramas de diferentes tamaños y formas, algunas más largas y otras más cortas, pero todas en perfecta armonía.

Lucas se inspiró al ver ese árbol y pensó que podría usarlo como metáfora para mostrarle a Don Carlos que la diversidad no era algo malo, sino todo lo contrario, podía ser beneficioso para la empresa. Al día siguiente, Lucas llegó a la oficina con una presentación especial. Mostró fotos del árbol del parque y explicó cómo cada rama representaba a un empleado de CompuTech.

Explicó que todos tenían talentos únicos y que si se les permitía crecer y desarrollarse de acuerdo a sus habilidades individuales, podrían trabajar juntos en armonía para lograr grandes cosas. Don Carlos quedó impresionado por la presentación de Lucas.

Por primera vez, entendió que su visión estrecha estaba limitando el potencial de su empresa. Reconociendo su error, decidió darle una oportunidad a las ideas innovadoras de Lucas.

A medida que los días pasaban, CompuTech comenzó a prosperar gracias a las nuevas ideas implementadas por Lucas y al reconocimiento del talento individual de cada empleado. La empresa se convirtió en un lugar donde todos eran valorados por sus habilidades únicas y trabajaban juntos hacia un objetivo común.

Don Carlos aprendió una gran lección sobre la importancia de aceptar la diversidad en una empresa. Se dio cuenta de que no todos los empleados tienen que ajustarse al mismo molde para tener éxito; es necesario permitirles crecer según sus talentos individuales.

Y así fue como el Síndrome de Procusto fue vencido en CompuTech, gracias a la valentía y perseverancia de Lucas.

La empresa se convirtió en un lugar donde todos los empleados eran apreciados y respetados por su individualidad, creando un ambiente de trabajo feliz y productivo. Desde entonces, Don Carlos cambió su forma de liderar y se convirtió en un jefe que valoraba las ideas innovadoras y el talento individual.

Y Lucas siguió siendo una fuente inagotable de creatividad para CompuTech, demostrando que cuando se permite a las personas ser ellas mismas, pueden alcanzar grandes logros.

FIN.

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