El árbol de la felicidad



Había una vez una familia muy especial que vivía en un pequeño pueblo. Rommy, la mamá, era una psicóloga dedicada a ayudar a las personas a encontrar su felicidad. Tenía tres hijos: Fiorella, Giorgio y Emilio.

Fiorella era una niña muy inteligente y curiosa. Siempre estaba leyendo libros y aprendiendo cosas nuevas. Le encantaba explorar el mundo y descubrir cómo funcionaban las cosas. Giorgio, por otro lado, era un niño muy divertido.

Siempre tenía una sonrisa en su rostro y le gustaba hacer reír a los demás con sus ocurrencias. Era el alma de todas las fiestas y eventos familiares. Emilio, el hijo menor de Rommy, era un niño tierno y adorable.

Todos se enamoraban de él al instante con su risa contagiosa y sus travesuras inofensivas. La familia también tenía cuatro gatos llamados Pelusa, Luna, Simba y Mimi. Eran parte importante de la vida familiar y todos los querían mucho.

Rommy siempre soñaba con que sus hijos valoraran la vida en todas sus formas. Quería enseñarles lo importante que es apreciar cada día como si fuera único e irrepetible.

Un día, mientras estaban sentados en el jardín disfrutando del sol de la tarde, Rommy decidió contarles a sus hijos una historia muy especial:"Había una vez un árbol mágico en medio del bosque encantado", comenzó Rommy mientras los niños escuchaban atentamente.

"Este árbol tenía hojas multicolores que brillaban como diamantes cuando recibían los rayos del sol. Era un árbol muy especial, porque cada hoja estaba llena de vida y energía". Los niños imaginaban el árbol en su mente y se emocionaron con la historia.

"Un día, una pequeña mariposa llamada Aurora llegó volando al árbol mágico", continuó Rommy. "Aurora admiraba las hermosas hojas del árbol y deseaba poder ser parte de él".

Fiorella levantó la mano para hacer una pregunta: "Mamá, ¿por qué la mariposa quería ser parte del árbol?". Rommy sonrió y respondió: "Porque la mariposa sabía que el árbol era único y valioso. Quería formar parte de algo tan especial como ese árbol mágico". El relato continuó mientras los niños se sumergían en la historia.

Cada giro sorprendente mantenía su interés. "La mariposa decidió hacerle un regalo al árbol", siguió Rommy. "Extendió sus alas y dejó caer sobre las hojas polvillo brillante, llenándolas de colores aún más vibrantes".

Los ojos de los niños se iluminaron con asombro mientras imaginaban las hojas del árbol cubiertas de polvo mágico. "El árbol se sintió agradecido por el hermoso regalo y comenzó a brillar aún más", dijo Rommy emocionada.

"Pero lo más importante es que el polvillo mágico hizo que todas las personas que pasaban por allí sintieran una alegría inmensa al verlo". Fiorella, Giorgio y Emilio escuchaban con atención, sintiendo cómo la historia cobraba vida en sus corazones.

"Y así, el árbol mágico se convirtió en un símbolo de alegría y gratitud", concluyó Rommy. "Todos aprendieron a valorar su belleza y agradecer por cada día que tenían para disfrutarla". Los niños aplaudieron emocionados y abrazaron a su mamá con cariño.

Prometieron recordar siempre la importancia de valorar la vida, al igual que el árbol mágico.

Desde ese día, Fiorella, Giorgio y Emilio comenzaron a encontrar la belleza en las cosas más simples: un amanecer brillante, una sonrisa cálida o incluso el ronroneo de uno de sus gatos. La familia vivió muchos momentos felices juntos, siempre recordando la historia del árbol mágico. Y así, Rommy logró ver cumplido su sueño de que sus hijos valoren la vida en toda su magnificencia.

FIN.

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