El Árbol de la Paciencia
Había una vez en un bosque encantado, un árbol muy especial llamado Paciencia. Este árbol era diferente a los demás, ya que tenía la capacidad de hablar y escuchar a todos los seres que habitaban el bosque.
Por eso, era conocido como el árbol sabio del bosque. Un día, llegó al bosque un zorrito llamado Curioso, que siempre estaba ansioso y no sabía esperar. -Hola, árbol de Paciencia, ¿puedes enseñarme a ser paciente? -le preguntó Curioso con su voz aguda.
El árbol, con su voz profunda, le respondió: -Claro, querido zorrito, la paciencia es una virtud que te ayudará a ser más feliz y a resolver tus problemas.
Pero no es algo que se adquiere de la noche a la mañana, debes practicarla día a día. -Pero yo quiero todo rápido, no tengo tiempo para esperar -contestó el zorrito.
El árbol, con suaves movimientos de sus ramas, le contó la historia de un pequeño caracol llamado Tranquilo, que siempre iba despacio pero disfrutaba cada momento. Curioso, intrigado por la historia, decidió buscar al caracol para aprender de él.
Después de muchos días de búsqueda, finalmente encontró al caracol Tranquilo, quien le dijo: -La paciencia no significa estar quieto, significa tomar las cosas con calma y disfrutar el camino. Siempre encuentro cosas maravillosas cuando voy despacio. Con estas palabras en mente, el zorrito decidió comenzar a practicar la paciencia.
A medida que pasaba el tiempo, Curioso descubrió que al ser paciente, podía apreciar mejor las maravillas que el bosque tenía para ofrecer. Aprendió a disfrutar de cada momento y a no sentirse ansioso por lo que vendría. Y así, el zorrito se convirtió en un ser más tranquilo y feliz.
El árbol de Paciencia sonrió al ver la transformación de Curioso y supo que su enseñanza había sido exitosa.
Desde ese día, el zorrito y el caracol se convirtieron en grandes amigos y juntos disfrutaban de todas las maravillas que el bosque les ofrecía, con la paciencia como guía. Y el árbol de Paciencia continuó siendo el sabio consejero de todos los seres del bosque, compartiendo su amor y sabiduría con cada uno de ellos.
FIN.