El árbol de la solidaridad


En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, vivían tres amigos llamados Lucas, Martina y Juan. Un día, mientras jugaban en el bosque, descubrieron un árbol mágico que les habló. El árbol les dijo que estaba triste porque no podía ayudar a todos los animales del bosque que necesitaban su protección. Los tres amigos se pusieron de acuerdo para encontrar una solución.

- ¡Debemos ser solidarios y equitativos! - exclamó Lucas con entusiasmo.- Debemos cuidar de todos los animales por igual.

Los amigos pensaron en cómo podrían cuidar de todos los animales de manera justa. Luego, tuvieron una brillante idea: plantarían semillas mágicas alrededor del árbol para que crecieran otros árboles mágicos que también pudieran proteger a los animales. Trabajaron juntos para plantar las semillas y cuidar de ellas.

Con el tiempo, los árboles crecieron y el bosque se transformó en un lugar seguro y próspero para todos los animales. La solidaridad y la equidad de los tres amigos habían logrado maravillas.

Los animales del bosque estaban felices y agradecidos con los amigos. El árbol mágico les dijo a Lucas, Martina y Juan que, como recompensa por su fraternidad y generosidad, cada uno de ellos recibiría una semilla mágica para plantar en sus propias casas y así seguir ayudando a otros.

Los tres amigos aprendieron que cuando trabajan juntos de manera solidaria y equitativa, pueden hacer grandes cosas que benefician a todos. Y así, la fraternidad se hizo presente en Villa Esperanza, donde todos vivieron felices y en armonía, cuidando de la naturaleza y de los demás.

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