El Árbol de las Ardillas Generosas



Había una vez un hermoso campo de trigo en el que vivían muchas ardillas. Estas pequeñas y traviesas criaturas se divertían saltando de rama en rama, recolectando nueces y jugando entre las espigas doradas.

Un día, mientras las ardillas jugaban al escondite, descubrieron algo maravilloso: ¡un árbol lleno de deliciosas frutas! Las ardillas no podían creer su suerte y rápidamente comenzaron a trepar por el árbol para disfrutar de todas esas golosinas.

Pero pronto se dieron cuenta de que no tenían suficiente comida para llevarse a sus hogares. Entonces, una ardilla llamada Lucas tuvo una idea brillante.

"¡Chicos! ¿Qué tal si llevamos algunas frutas al campo de trigo? Así tendremos comida para todos y podríamos hacer una gran fiesta!"- dijo Lucas emocionado. Las demás ardillas asintieron con entusiasmo y comenzaron a reagarrar todas las frutas que podían cargar. Juntas, caminaron hacia el campo de trigo y empezaron a esconder las frutas entre las espigas.

Mientras tanto, los agricultores del lugar estaban preocupados porque habían visto a las ardillas merodear cerca de sus cultivos. Decidieron investigar qué estaba pasando y siguieron sigilosamente a las pequeñas criaturas hasta el campo de trigo.

Cuando llegaron allí, quedaron sorprendidos al ver cómo las ardillas estaban compartiendo la comida con otros animales del campo: conejos, pájaros e incluso algunos ratones también se habían unido a la fiesta.

Los agricultores se dieron cuenta de que las ardillas no estaban dañando sus cultivos, sino que estaban ayudando a mantener el equilibrio del ecosistema al compartir su comida con otros animales. Quedaron impresionados por la generosidad y solidaridad de estas pequeñas criaturas.

"¡Mira eso, papá! Las ardillas están cuidando de los demás animales y compartiendo su comida. Son unos verdaderos héroes del campo"- exclamó uno de los agricultores emocionado. Desde ese día, las ardillas y los agricultores establecieron una amistad duradera.

Los agricultores les permitieron quedarse en el campo de trigo y, a cambio, las ardillas ayudaron a dispersar las semillas y proteger los cultivos de plagas. Todos aprendieron la importancia de la colaboración y la solidaridad.

Las ardillas demostraron que incluso siendo pequeñas pueden hacer grandes cosas cuando trabajan juntas para el bienestar común.

Y así, el campo de trigo se convirtió en un lugar lleno de vida y alegría gracias a la valentía y generosidad de unas pequeñas ardillas que enseñaron al mundo que compartir es lo más importante.

FIN.

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