El árbol de las emociones
Había una vez en un bosque encantado, un árbol muy especial llamado Emi. Emi era un árbol mágico que tenía la capacidad de sentir y entender las emociones de los demás seres vivos. Las criaturas del bosque acudían a Emi en busca de consuelo y comprensión.
Un día, Emi conoció a Pipo, un conejo muy travieso que siempre se metía en problemas. Pipo solía ser muy egoísta y nunca se preocupaba por los demás. Un día, Pipo se perdió en el bosque y comenzó a llorar desconsoladamente. Emi, al percibir su tristeza, se acercó a él y le preguntó qué le sucedía. Pipo le contó que no encontraba el camino de regreso a casa.
- No te preocupes, Pipo, yo te ayudaré a encontrar el camino -dijo Emi con cariño.
Emi guio a Pipo de regreso a su madriguera, y desde ese día, se volvieron grandes amigos. Pipo aprendió a ser más considerado con los demás y a preocuparse por sus amigos. Emi, por su parte, enseñó a Pipo la importancia de la empatía y el apoyo mutuo.
Juntos, Emi y Pipo recorrieron el bosque ayudando a otras criaturas en apuros, demostrando que la verdadera amistad nace de la empatía y el cuidado por el bienestar de los demás.
FIN.