El árbol de las sonrisas



En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos, vivía un niño llamado Mateo. Mateo era un niño curioso, travieso y muy inquieto. Siempre estaba buscando nuevas aventuras y aprendiendo cosas nuevas.

Un día, mientras caminaba por el bosque, descubrió un árbol muy especial. Este árbol tenía hermosas hojas de colores brillantes y grandes ramas que se extendían hacia el cielo.

Pero lo que más llamó la atención de Mateo fue que cada vez que se acercaba al árbol, podía escuchar risas y susurros alegres. -Hola, árbol mágico, ¿por qué siempre estás tan alegre? -preguntó Mateo con asombro.

-Porque mi misión es hacer felices a todos los que se acercan a mí -respondió el árbol con una voz suave y cálida. Mateo no podía creer lo que estaba escuchando.

Un árbol que podía hacer feliz a la gente, ¡eso era increíble! Desde ese día, Mateo visitaba el árbol todas las mañanas y tardes, contándole sus sueños, jugando a su alrededor y sintiéndose más feliz que nunca. Pero un día, el pueblo se vio amenazado por una terrible sequía que estaba marchitando todas las plantas y árboles.

Mateo estaba muy triste al ver cómo su querido árbol mágico comenzaba a perder su brillo. Decidió buscar la forma de ayudar al árbol y al pueblo. Después de investigar, descubrió que el árbol necesitaba agua y cuidados especiales para recuperarse.

Así que, con la ayuda de los habitantes del pueblo, Mateo se puso en marcha para salvar al árbol de las sonrisas. Juntos, cavaron zanjas, trajeron agua del río y cuidaron del árbol día y noche.

Poco a poco, las hojas del árbol volvieron a brillar y las risas volvieron a llenar el bosque. El árbol de las sonrisas volvía a ser feliz y el pueblo también. Todos aprendieron la importancia de cuidar y valorar la naturaleza, y Mateo descubrió que la verdadera felicidad está en hacer felices a los demás.

Desde entonces, el árbol se convirtió en el lugar favorito de todos los niños del pueblo, que acudían a escuchar sus risas y a jugar a su alrededor.

Y Mateo, el niño inquieto, se convirtió en el guardián del árbol de las sonrisas, asegurándose de que siempre estuviera cuidado y feliz.

FIN.

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