El árbol de los deseos
En una isla lejana, vivía una pequeña oruga llamada Olivia. Era una oruga muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras exploraba la isla, se encontró con una niña llamada Elisa.
Elisa era una niña inteligente y elegante, con ojos brillantes y una sonrisa cálida que iluminaba todo a su alrededor.
Al ver a Olivia, se acercó con curiosidad y le preguntó: "¿Qué haces por aquí, amiguita oruga?" Olivia respondió emocionada: "Estoy buscando un árbol mágico que dicen que puede conceder deseos si lo encuentras en el momento adecuado". Elisa sonrió y dijo: "¡Yo sé dónde está ese árbol! Vamos juntas a buscarlo".
Y así, las dos emprendieron un viaje por la isla en busca del árbol mágico. Después de caminar durante horas, finalmente encontraron el árbol. Era majestuoso y radiante, con hojas brillantes que parecían destellos de luz.
De repente, un arcoíris apareció sobre ellos, llenando el cielo de colores vibrantes. Olivia y Elisa se miraron maravilladas y sintieron una energía especial en el aire. Decidieron pedirle al árbol un deseo que pudiera cambiar sus vidas para mejor.
"Querido árbol mágico", comenzó Elisa con voz firme pero dulce, "deseo ser aún más inteligente para poder ayudar a los demás de la mejor manera posible". "Y yo", continuó Olivia emocionada, "deseo transformarme en una hermosa mariposa para poder volar alto y descubrir nuevos horizontes".
El árbol escuchó atentamente los deseos de las dos amigas y lentamente comenzó a brillar intensamente. De repente, Elisa sintió cómo su mente se llenaba de conocimientos nuevos e ideas brillantes.
Y Olivia experimentó cómo su cuerpo se transformaba lentamente hasta convertirse en una hermosa mariposa multicolor. "¡Mis deseos se han cumplido!", exclamaron al unísono Elisa y Olivia mientras se abrazaban emocionadas.
A partir de ese día, Elisa siguió aprendiendo cada vez más gracias a su nueva sabiduría, mientras que Olivia exploraba el mundo desde las alturas como la mariposa más hermosa jamás vista. La isla nunca volvió a ser la misma después de esa increíble experiencia llena de optimismo y magia.
Y cada vez que veían un arcoíris en el cielo recordaban aquel día inolvidable junto al árbol mágico.
Y así fue como dos amigos tan diferentes como una niña inteligente elegante y una oruga curiosa encontraron la clave para cumplir sus sueños: creer en sí mismos y nunca dejar de buscar la magia que hay dentro de cada uno.
FIN.