El Árbol de los Deseos
Había una vez en un lejano y mágico bosque, un grupo de animales muy curiosos y aventureros.
Entre ellos se destacaba Leo, el león más valiente y fuerte de todos, conocido por su melena dorada que brillaba bajo el sol como ninguna otra. Un día, mientras exploraban un claro del bosque, los animales se encontraron con una mariposa multicolor llamada Maribel.
Era la mariposa más hermosa que habían visto jamás, con sus alas brillantes y delicadas que parecían pintadas a mano. - ¡Hola amigos! ¿Qué hacen por aquí? -dijo Maribel con voz dulce y melodiosa. - Estamos explorando este lugar tan maravilloso -respondió Leo con entusiasmo.
Maribel les contó sobre un árbol gigante en lo profundo del bosque donde crecían frutas mágicas que concedían deseos a quien las comiera. Los ojos de los animales se iluminaron de emoción al escuchar esto.
- ¡Debemos encontrar ese árbol! -exclamó Luna, la luna más brillante y cercana a la Tierra. Así comenzó la emocionante aventura de Leo, Luna, Maribel y los demás animales en busca del árbol mágico.
Durante su travesía se enfrentaron a desafíos increíbles: cruzar ríos caudalosos llenos de cocodrilos feroces, escalar montañas altísimas donde el aire era cada vez más fino, e incluso sortear trampas astutas puestas por duendes traviesos. Pero nada detenía a este valiente grupo de amigos determinados a cumplir sus sueños.
Con ingenio y trabajo en equipo lograron superar cada obstáculo hasta llegar al majestuoso árbol mágico. Sus frutos resplandecían como gemas preciosas bajo la luz del sol poniente. - ¡Lo hemos logrado! -exclamó Leo emocionado-. Ahora podemos pedir cualquier deseo que queramos.
Uno por uno, los animales pidieron sus deseos más anhelados: salud para sus seres queridos, paz en el bosque, amor eterno entre ellos.
Y finalmente llegó el turno de Leo:- Deseo que todos podamos seguir siendo amigos para siempre y vivir nuevas aventuras juntos -dijo con sinceridad en su voz rugiente pero amable. En ese momento, una luz brillante envolvió a todos los animales y al árbol mágico.
Cuando desapareció, pudieron ver que estaban rodeados no solo por frutas relucientes sino también por semillas doradas esparcidas por todo el bosque. - ¡Nuestros deseos se han hecho realidad! -exclamó Luna radiante como nunca antes había estado.
Y así fue como Leo y sus amigos descubrieron que la verdadera magia estaba en la amistad sincera y en trabajar juntos hacia un objetivo común. Desde entonces, cada vez que alguien visitaba aquel bosque encantado podía sentir la energía positiva emanando de él gracias a las semillas doradas plantadas por estos valientes aventureros.
Y colorín colorado este cuento lleno de superlativos terminado ha sido pero nunca olvidado será por quienes lo leyeron con alegría y emoción.
FIN.