El Árbol de los Deseos


Hina y Emma eran dos amigas inseparables. Vivían en una pequeña ciudad rodeada de montañas y siempre encontraban la manera de divertirse juntas.

Un día, mientras caminaban por el bosque, se toparon con un árbol mágico que nunca habían visto antes. - ¡Mira Hina! ¿Has visto este árbol? - preguntó Emma emocionada. - ¡No lo había notado! Parece ser muy especial - respondió Hina curiosa. Las dos niñas se acercaron al árbol y comenzaron a investigar.

De repente, una pequeña hada apareció frente a ellas. - ¡Hola chicas! Soy la guardiana del árbol mágico. ¿Qué desean? Las niñas estaban sorprendidas y emocionadas al mismo tiempo. - Queremos saber más sobre este árbol - dijo Emma entusiasmada.

La hada sonrió y les explicó que el árbol tenía poderes especiales para conceder deseos a aquellos que lo merecieran. Pero para recibir ese regalo, debían superar tres pruebas difíciles pero justas.

Hina y Emma aceptaron el desafío sin pensarlo dos veces. La primera prueba consistía en encontrar un camino oculto detrás del bosque lleno de obstáculos peligrosos.

Las niñas trabajaron juntas para superar los obstáculos, saltando sobre troncos caídos y esquivando las ramas bajas de los árboles grandes. Finalmente llegaron al final del camino y encontraron una llave dorada en forma de corazón como recompensa por su valentía. La segunda prueba fue más difícil aún: tenían que resolver un enigma complicado y encontrar la respuesta correcta.

Las niñas se pusieron a trabajar juntas, pensando y discutiendo diferentes posibilidades hasta que encontraron la solución. - ¡Lo logramos! - gritó Hina emocionada. La hada les entregó una llave de plata como recompensa por su inteligencia y astucia.

La tercera prueba era la más difícil de todas: debían superar sus miedos personales. Hina tenía miedo a las alturas mientras que Emma le temía al agua.

Pero juntas, decidieron enfrentar sus miedos para poder alcanzar el árbol mágico. Hina subió con Emma en su espalda hasta lo más alto del árbol más alto del bosque, mientras que Emma saltó a un lago cercano para demostrarse a sí misma que podía superar su miedo al agua.

Cuando finalmente llegaron al árbol mágico, la hada les otorgó el regalo especial: un diamante brillante capaz de conceder cualquier deseo. Las niñas se miraron entre ellas y sonrieron. Habían trabajado duro juntas para conseguir algo valioso e importante.

Decidieron usar el diamante para ayudar a los demás en lugar de satisfacer sus propios deseos egoístas.

Y así es como Hina y Emma aprendieron sobre el valor de la amistad verdadera, el trabajo en equipo y la importancia de superar nuestros propios miedos para alcanzar nuestras metas.

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