El Árbol de los Deseos
Era una tarde de diciembre, y el viento _susurraba_ melodías de alegría mientras la ciudad se preparaba para las fiestas. En un pequeño barrio, un niño llamado Lucas soñaba con un regalo especial. _Bajo la luz de la luna_, su corazón anhelaba un árbol de Navidad que iluminara su hogar.
Una noche, mientras miraba por la ventana, vio un resplandor en el parque. Curioso, decidió investigar. Al llegar, se encontró con un antiguo árbol cubierto de _brillantes_ luces multicolores. Un pequeño elfo, con una sonrisa juguetona, apareció de la nada.
- _¡Hola, Lucas! _ - dijo el elfo, _soy Brillito, el guardián de los deseos navideños. Este árbol es mágico y puede hacer realidad un deseo, pero solo si es desinteresado_.
Lucas se quedó pensativo; quería su propio árbol, pero también pensó en su abuelita, que vivía sola y siempre pasaba la Navidad sin compañía. Entonces, decidió:
- _Deseo que mi abuelita tenga la mejor Navidad de todas_.
El árbol _tembló_ con emoción, y de repente, un grupo de luces _destelló_ en el aire, formando una hermosa cabaña. Brillito sonrió, y dijo:
- _Tu deseo es puro. ¡Vamos! _
Juntos, se dirigieron a la casa de la abuela. Al llegar, encontraron a la mujer mirando por la ventana, con un brillo ligeramente triste en sus ojos. Lucas, emocionado, la abrazó.
- _Abuelita, ¡te traje algo especial! _ - y señaló hacia la cabaña mágica. _¡Es para vos! _
Los ojos de la abuela _brillaban_ de sorpresa y alegría. En su interior, la cabaña estaba decorada con luces y adornos, y una cena deliciosa la esperaba en la mesa. Todos sus amigos del barrio llegaron, llenando el lugar con risas y amor.
La abuela, desbordante de emoción, exclamó:
- _¡Nunca he tenido una Navidad tan hermosa! _ - y abrazó a Lucas fuertemente.
Cuando la noche _se despidió_ poco a poco, Lucas comprendió que la verdadera magia de la Navidad no se trataba de regalos, sino de compartir momentos y abrazos. Miró a Brillito y le sonrió.
- _Gracias, Brillito. Hiciste que mi deseo se volviera realidad_.
El elfo, mientras se desvanecía entre _brillantes destellos_, respondió:
- _Tú hiciste la magia, Lucas. Sigue siempre así, y verás que cada Navidad puede ser especial._
Y así, en aquella mágica noche, el espíritu de la Navidad llenó los corazones de todos, recordándoles que, a veces, el mayor regalo es el amor compartido.
FIN.