El árbol de los deseos y la amistad



Había una vez en un hermoso bosque encantado, un grupo de animalitos que vivían felices y en armonía. Entre ellos se encontraban Lulú la mariposa, Pancho el mapache, Tito el conejito y Lola la ardilla.

Todos los días jugaban juntos y se ayudaban mutuamente en lo que hiciera falta. Un día, mientras exploraban el bosque, encontraron un árbol gigante con un cartel que decía: "El árbol de los deseos".

Los animalitos se acercaron curiosos y leyeron las instrucciones que decían que cada uno podía pedir un deseo y este se cumpliría si realmente lo deseaban con todo su corazón. - ¡Wow! ¿Ustedes creen en esto? -preguntó Lulú emocionada.

- No perdemos nada con intentarlo, ¿no? -dijo Pancho con una sonrisa pícara. Uno por uno, los animalitos pidieron sus deseos al árbol mágico. Primero fue Tito:- Deseo ser más valiente para poder enfrentar mis miedos.

Luego fue el turno de Lola:- Quiero ser más amable con los demás para hacer nuevos amigos. Después fue Pancho:- Yo quisiera tener la habilidad de encontrar soluciones creativas a los problemas. Y finalmente Lulú pidió su deseo:- Deseo poder volar aún más alto y descubrir nuevos lugares maravillosos.

De repente, el árbol comenzó a brillar intensamente y una luz cálida envolvió a los cuatro amigos. Al abrir los ojos, descubrieron que algo había cambiado en ellos.

Tito se sentía más seguro de sí mismo, Lola irradiaba amabilidad por donde pasaba, Pancho encontraba soluciones ingeniosas a cada obstáculo y Lulú volaba tan alto como siempre soñó. Emocionados por sus nuevos dones, decidieron ponerlos a prueba ayudando a otros animales del bosque.

Tito ayudó a un pajarito a recuperar su nido perdido sin temor alguno. Lola compartió su comida con una familia de ratoncitos hambrientos ganándose su amistad eterna. Pancho resolvió un conflicto entre dos ardillas usando su astucia mapachil.

Y Lulú guió a una abeja perdida de regreso a su colmena desde lo alto del cielo. Los cuatro amigos descubrieron que sus verdaderos deseos no eran solo para beneficio propio, sino para hacer del bosque un lugar mejor para todos.

A partir de ese día, cada vez que necesitaban recordar la importancia de ser valientes, amables, creativos o soñadores miraban hacia el árbol mágico como símbolo de esperanza y magia en sus vidas.

Y así concluyó esta historia llena de aventuras y enseñanzas sobre la importancia de creer en nuestros sueños y usar nuestros dones especiales para hacer del mundo un lugar más hermoso para todos los seres vivos del bosque encantado.

FIN.

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