El Árbol de los Dibujos Mágicos
Había una vez, en un bonito pueblo rodeado de árboles y flores, un niño llamado Lucas. Lucas era curioso y aventurero, le encantaba explorar el bosque que se extendía detrás de su casa.
Una mañana soleada, mientras caminaba entre los árboles y escuchaba el cantar de los pájaros, algo llamó su atención. Encontró un viejo árbol cubierto de musgo, cuyo tronco parecía esconder un misterio. Al acercarse, descubrió una gran pizarra colocada en él.
La pizarra estaba limpia y lista para ser usada. Junto a ella, había una caja llena de tizas de colores brillantes. Lucas no pudo resistirse y tomó una tiza amarilla.
Con cuidado, dibujó en la pizarra un sol brillante que iluminaba todo el bosque con su luz cálida y dorada. Luego tomó una tiza azul y trazó un arco iris que se desplegaba en el cielo con todos sus colores vibrantes.
De repente, la pizarra comenzó a brillar con una luz especial y mágica. Lucas sintió cómo algo extraordinario estaba por ocurrir. - ¡Wow! ¿Qué está pasando? -exclamó Lucas sorprendido. Y entonces, frente a sus ojos asombrados, las figuras que había dibujado cobraron vida.
El sol comenzó a moverse en el cielo como si fuera real y el arco iris brillaba con intensidad mientras se arqueaba sobre el bosque. - ¡Esto es increíble! -gritó Lucas emocionado.
De repente, del interior del bosque emergieron criaturas mágicas: hadas danzantes entre las flores, duendes traviesos jugando alrededor de los árboles y unicornios majestuosos trotando por los prados. - ¡Bienvenido al Bosque Encantado! -dijo una hada acercándose a Lucas con una sonrisa radiante-.
Tus dibujos han traído magia a nuestro hogar. Lucas estaba maravillado ante aquella escena tan fantástica e inesperada. Se dio cuenta del poder que tenía la imaginación para crear mundos nuevos y maravillosos donde todo era posible.
- Gracias por permitirme visitar su Bosque Encantado -dijo Lucas con gratitud-. Nunca olvidaré este día tan especial. Las criaturas mágicas lo rodearon con cariño antes de desaparecer entre destellos brillantes.
Cuando todo volvió a la normalidad, Lucas supo que aquel encuentro lo acompañaría siempre como un recuerdo preciado lleno de magia y fantasía. Desde ese día en adelante, cada vez que exploraba el bosque detrás de su casa, recordaba la increíble aventura vivida gracias a su creatividad e imaginación sin límites.
FIN.