El árbol de los sueños


a sus padres y se sentían seguros y felices en su hogar. Un día, mientras exploraban el bosque, los niños descubrieron un árbol mágico. Era un árbol muy especial, con hojas brillantes y ramas que parecían danzar al viento.

Los ojos de los niños se iluminaron al verlo y sintieron una conexión instantánea con ese árbol. "¡Mira, hermano! ¡Es el árbol de la vida!", exclamó la niña emocionada.

Los padres sonrieron al ver la alegría en los rostros de sus hijos. Sabían que aquel encuentro sería algo único y especial para toda la familia. A medida que pasaba el tiempo, los niños pasaban cada vez más tiempo junto al árbol mágico.

Descubrieron que este tenía el poder de conceder deseos cuando alguien tocaba su corteza con amor y sinceridad.

Un día, el niño se acercó al árbol e hizo su deseo:"Árbol de la vida, deseo tener una voz hermosa para cantar como mi artista favorito", dijo con entusiasmo. El niño cerró los ojos y tocó suavemente el tronco del árbol. De repente, pudo sentir cómo su voz cambiaba. Ahora podía cantar como nunca antes lo había hecho.

La melodía fluía naturalmente de sus labios llenando todo el bosque con su dulce música. La niña también decidió hacer un deseo:"Árbol de la vida, deseo tener fuerza para proteger a quienes amo", pidió decidida.

Ella tocó delicadamente el árbol y sintió cómo su cuerpo se llenaba de energía. Ahora era más fuerte y ágil que nunca. Podía correr, saltar y trepar como una verdadera campeona. Los padres observaban con orgullo a sus hijos mientras descubrían sus nuevos dones.

Sabían que el árbol de la vida les había dado algo más que habilidades especiales, les había mostrado lo importante que es creer en sí mismos y en sus sueños.

Pero un día, un grupo de leñadores malvados llegó al bosque con la intención de talar el árbol mágico. Los niños, alarmados por esta situación, decidieron actuar para protegerlo. "¡No permitiremos que dañen nuestro querido árbol!", exclamó el niño valientemente.

Con su nueva voz hermosa, cantó una canción llena de amor y paz. El canto resonó por todo el bosque e hizo que los leñadores cambiaran de opinión. Se dieron cuenta del valor del árbol y desistieron de talarlo.

La niña también intervino usando su fuerza recién adquirida para construir una cerca alrededor del árbol y protegerlo aún más. Desde aquel día, el árbol de la vida se convirtió en un símbolo de esperanza y amor para todos los habitantes del bosque.

Las personas acudían a él con respeto y gratitud, sabiendo que podían encontrar consuelo y fortaleza en su presencia.

Los niños aprendieron importantes lecciones sobre la importancia del amor propio, la confianza en uno mismo y cómo usar sus talentos para hacer el bien en el mundo. Su experiencia con el árbol de la vida les enseñó que todos tenemos habilidades especiales dentro de nosotros, solo necesitamos creer en ellas y usarlas para hacer del mundo un lugar mejor.

Y así, la familia continuó viviendo en armonía junto al árbol mágico, recordando siempre el poder transformador del amor y la confianza en sí mismos.

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