El árbol de los sueños



Había una vez en un pequeño pueblo, un árbol muy especial llamado Eucalipito. Este árbol tenía la capacidad de convertir los sueños de los niños en hermosas flores de colores. Cada noche, los niños del pueblo le contaban sus sueños más anhelados y al día siguiente, las ramas de Eucalipito se llenaban de flores que representaban esos sueños.

Un día, una niña llamada Valentina, cuyo sueño más grande era aprender a leer, se acercó al árbol y le susurró su deseo. Al día siguiente, el árbol estaba repleto de libros que colgaban de sus ramas.

Valentina no podía creer lo que veía y decidió compartir su gran hallazgo con los demás niños. Todos se acercaron al árbol y le contaron sus sueños, desde aprender a tocar un instrumento hasta viajar por el mundo. Eucalipito siempre respondía con flores que representaban esos sueños.

Pero un día, llegó al pueblo un hombre codicioso que quiso aprovecharse del poder del árbol. Intentó cortarlo para vender las extrañas flores y los libros, pero los niños, con valentía, lo impidieron.

Viendo el amor y cuidado que los niños tenían hacia el árbol, Eucalipito decidió premiarlos. Les concedió un solo deseo a cada uno, para que pudieran ver sus sueños hechos realidad. Los niños sabiamente utilizaron sus deseos para el bienestar de todo el pueblo, convirtiéndolo en un lugar próspero y feliz.

Desde ese día, Eucalipito siguió floreciendo con los hermosos sueños de los niños, recordándoles que siempre pueden alcanzar aquello que desean con esfuerzo, valentía y bondad.

FIN.

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