El Árbol de los Sueños



En un pequeño pueblo llamado Sonrisas, vivía una niña llamada Lila que tenía un sueño muy especial: quería poder hablar con los árboles. Siempre le decía a su amiga Clara:

"¿No sería genial poder charlar con los árboles? Ellos tienen tantas historias que contar."

Clara, que era muy curiosa, la miraba con ojos brillantes y respondía:

"¡Claro! Imaginá cuántas cosas podríamos aprender de ellos."

Un día, mientras Lila y Clara exploraban el bosque cercano, encontraron un árbol gigante y antiguo que parecía muy sabio. Intrigadas, se acercaron y Lila, en voz baja, murmuró:

"Si tan solo pudieras hablar..."

De repente, ocurrió algo mágico. El árbol soltó un susurro suave que decía:

"Claro que puedo hablar, pequeña Lila. Pero para que me entiendas, debes aprender a escuchar."

Lila y Clara se sorprendieron y las dos intercambiaron miradas emocionadas. Lila preguntó:

"¿Cómo puedo aprender a escucharte?"

El árbol sonrió amistosamente y respondió:

"Cada día, ven y cuéntame tu día, tus sueños y tus temores. Yo compartiré historias de la tierra y el cielo a cambio."

Desde ese día, Lila y Clara comenzaron a visitar al árbol diariamente. Lila hablaba sobre sus sueños de ser artista, mientras que Clara compartía sus anhelos de ser científica. Pero lo que no esperaban era que el árbol también las llevaría a una aventura inesperada.

Un día, mientras escuchaban al árbol contar la historia de cómo una tormenta había creado un valle hermoso, se escuchó un estruendo en el cielo. Una nube oscura apareció, oscureciendo el día. El árbol exclamó:

"Debemos actuar rápido. Esta tormenta podría arrasar con nuestro hogar."

Lila, intrigada pero asustada, preguntó:

"¿Qué podemos hacer, árbol? ¡No somos heroínas!"

El árbol, con voz firme, respondió:

"No se necesita ser heroína para hacer algo grande. A veces, los pequeños actos son los más importantes. Juntas, pueden ayudar a salvar el bosque."

Inspiradas, Lila y Clara idearon un plan. Decidieron crear un grupo de amigos del pueblo para proteger su querido bosque. Al día siguiente, juntaron a todos en la plaza y Lila habló con fervor:

"¡Amigos! El árbol nos ha contado sobre la tormenta que se aproxima. ¡Debemos unirnos y cuidar de nuestro hogar!"

Los niños, motivados, comenzaron a trabajar en equipo. Limpiaron ramas, reforzaron los caminos y construyeron refugios para los animales.

Cuando llegó la tormenta, el viento aullaba y la lluvia caía con fuerza. Pero gracias a su esfuerzo juntos, el bosque se mantuvo a salvo. Al final de la tormenta, el árbol dijo en agradecimiento:

"Lo han logrado, gracias a su valentía y trabajo en equipo."

A partir de ese día, el árbol se convirtió en un símbolo de unidad en el pueblo. La comunidad aprendió que cada uno tiene un papel importante que jugar, y que la amistad y la colaboración pueden lograr grandes cosas.

Lila y Clara sonrieron, sabiendo que habían hecho un cambio real.

"Gracias, árbol. Nunca olvidaremos esto."

"Y yo siempre estaré aquí para escuchar sus historias. Recuerden, los sueños se hacen realidad cuando trabajan juntos."

Con el paso del tiempo, Lila continuó persiguiendo su sueño de ser artista y Clara el de ser científica, siempre recordando que, al igual que habían aprendido a escuchar al árbol, también podían escuchar sus propios corazones.

La lección del árbol quedó grabada en sus vidas: el poder de la amistad, la colaboración, y que no importa cuán pequeños se sientan, siempre pueden marcar la diferencia en el mundo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!