El Árbol de los Sueños



Era un día soleado en el Bosque de los Sueños, un lugar mágico lleno de árboles ancianos, flores brillantes y, sobre todo, un árbol gigante que se conocía como el Árbol de los Sueños. Este árbol poseía una particularidad: cada vez que la luna iluminaba su follaje, los sueños de los animales del bosque cobraban vida.

Un día, mientras los rayos del sol danzaban entre las hojas, un pequeño pajarito llamado Coco voló sobre el árbol pensando en cómo sería el mundo si pudiera tocar la luna. "¡Oh, cómo me gustaría poder volar hasta la luna y acariciar sus nubes!"- suspiró con un aliento lleno de anhelos.

En ese momento, la ardilla Lili, que siempre estaba llena de ideas, se le acercó. "¿Y por qué no lo hacemos, Coco?"- preguntó entusiasmada. "Podríamos pedir un deseo al árbol. Él sabe todo sobre los sueños y las estrellas"- agregó.

Coco miró a su amiga con curiosidad. "¿De verdad crees que él nos ayudaría?"-

Lili asintió con seguridad. "Claro, el árbol ha visto más aventuras de las que podríamos imaginar. Vamos a hablarle"-

Ambos amigos, con nuevos ánimos, se acercaron al árbol gigante. En cuanto llegaron, sintieron cómo el viento susurraba entre las ramas, y el árbol pareció cobrar vida. Era como si lo escuchara.

"Querido Árbol de los Sueños"-, comenzó Coco, "somos dos amigos que deseamos volar hasta la luna y conocer sus nubes. ¿Puedes ayudarnos?"-

Tras un breve silencio, el árbol habló, su voz era suave como el murmullo de las hojas. "Para llegar a la luna, primero deben aprender a creer en ustedes mismos. El camino está lleno de oportunidades y desafíos. ¿Están listos para emprender la aventura?"-

"Sí, ¡estamos listos!"- exclamaron al unísono.

"Muy bien, entonces deben buscar el Sol Brillante, quien iluminará su camino"- dijo el árbol. "A medida que caminen, también tendrán que aprender a trabajar en equipo y a ayudar a otros"-.

Coco y Lili comenzaron a su viaje. Al caminar, se encontraron con una nube gris que parecía triste. "Hola, ¿por qué estás tan melancólica?"- preguntó Lili.

"Soy Nubi y me siento sola. No tengo a quién acompañar y no puedo ayudar a otros"- respondió la nube.

Coco se miró con Lili y dijo "¡Podemos ser tus amigos! Si nos ayudas a volar hasta la luna, tal vez encuentres a otros con quienes compartir tus aventuras"-.

Nubi sonrió por primera vez. "¿De verdad? ¡Me encantaría ayudar!"-

Los tres continuaron su camino y llegaron a un claro donde el Sol Brillante estaba descansando sobre una flor. "Hola, Sol, venimos a pedirte ayuda"- dijo Coco emocionado. "Queremos volar a la luna y necesitamos tu luz"-.

"¿Qué están dispuestos a hacer para recibirla?"- preguntó el Sol.

"¡Lo haremos todo!"- respondió Coco. "Nosotros podemos ayudar a Nubi a encontrar amigos"-.

El Sol brilló con alegría. "Eso es lo que más valoro. Las amistades y la colaboración hacen que el mundo sea mejor"- dijo mientras les otorgaba su luz y energía.

Agradecidos y reconfortados por la ayuda del Sol, ahora juntos con Nubi, decidieron seguir la dirección en que el Sol brillaba más fuerte. En el camino, ayudaron a otros animales en dificultades: rescataron a un pequeño conejo atrapado y orientaron a un grupo de pájaros desorientados.

Finalmente, llegaron a un claro especial. Allí, la luna estaba más cerca que nunca. "Miren, ¡estamos tan cerca!"- gritó Coco. Todos miraron hacia arriba, y la luna brillaba con una claridad y belleza surrealista.

"Ahora, ¿qué hacemos?"- preguntó Nubi, inquiriendo con una mezcla de nerviosismo y emoción.

Entonces, el árbol apareció en forma de luz mágica. "Recuerden, deben ser valientes y seguir sus sueños, pero nunca olviden que siempre hay que ayudar a los demás en el camino"-.

Coco y Lili tomaron valor y, junto a Nubi, comenzaron a volar hacia la luna, sintiendo cómo cada uno de ellos iluminaba el camino con sus corazones unidos. Al llegar a la luna, descubrieron que había muchas nubes bailando, llenas de risa y felicidad, listas para compartir y celebrar.

"Gracias por ayudarnos a llegar"- dijo Lili. "Nunca habría imaginado que trabajar juntos nos llevaría a algo tan hermoso"-.

Y así, mientras las nubes danzaban y el sol brillaba desde lejos, Coco, Lili y Nubi aprendieron que los mejores sueños son aquellos que se logran con esfuerzo, amistad y solidaridad. De regreso al bosque, supieron que siempre que trabajaran juntos, podrían alcanzar cualquier estrella, incluso la luna.

Desde ese día, el Árbol de los Sueños siempre recordará cómo tres amigos se unieron y volaron altísimo, demostrando que los sueños están al alcance de quienes se ayudan entre sí y creen de verdad en ellos mismos.

FIN.

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